A medida que ha ido pasando el tiempo, el virus ha ido cambiando. Ha introducido mutaciones puntuales en su secuencia génica, muchas de las cuales se traducen en cambios de aminoácidos de sus proteínas.
Con estos cambios, el virus adquiere ventajas evolutivas en el proceso de adaptación a nuestras células y organismos.
CUANDO NO TENÍAMOS VACUNAS, EL VIRUS CAMPEABA A SUS ANCHAS
Uno de los mecanismos inmunes más importantes frente a la infección es la producción de anticuerpos por parte de los linfocitos B y su capacidad de reconocer y neutralizar al virus.
Hasta el comienzo de la campaña de vacunación, cada vez que el SARS-CoV-2 infectaba a alguien, se encontraba con el reto de superar las distintas barreras del hospedador infectado.
Pero si el individuo no se había contagiado previamente, había pocas posibilidades de que el virus se encontrase con algún anticuerpo que le reconociese y lo atacara… Pero cuando se encuentra con personas vacunadas, el escenario cambia.
UN OBSTÁCULO EN EL CAMINO: LAS VACUNAS
Cuando el virus se encuentra a más personas con inmunidad, entonces se ve obligado a enfrentarse a las defensas con las que antes no se encontraba, además de tener que competir entre sí con otras variantes. De esta forma, las variantes que “se ganarán” serán aquellas que tengan una ventaja sobre variantes previas, lo cual indica que serán más resistentes ese nuevo escenario inmune.
Por tanto, las variantes que escapen del efecto de las vacunas serían, en teoría, las que se impondrían sobre otras. En este escenario, las vacunas dejarían de funcionar a mediano y largo plazo.
¿Y SI NUESTROS ANTICUERPOS SE ADAPTASEN A LAS NUEVAS MUTACIONES?
La adaptación a las condiciones cambiantes no solamente ocurre en el lado del virus. Nuestros linfocitos B productores de anticuerpos pueden sufrir igual un proceso de adaptación denominado hipermutación somática, con la edad se deteriora.
De esta forma, los linfocitos B productores de anticuerpos frente al virus también pueden “mutar” para mejorar la capacidad de unirse a las proteínas del virus y neutralizarlos.
El escenario cambiante de la lucha entre virus y hospedador se juega a dos bandas. El virus tiene que evolucionar y adaptarse continuamente a la situación inmune cambiante o, de lo contrario, extinguirse.
Estanislao Nistal Villán // The Conversation
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