En nuestro intestino habitan millones de microorganismos con los que tenemos una relación de beneficio mutuo. Nosotros les ofrecemos un hábitat y nutrientes y ellos nos corresponden con distintas funciones como favorecer la digestión o ayudar a combatir a los microorganismos que causan enfermedades.
El conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo se conoce como microbiota. Según explica la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), la microbiota es fundamental para tener una buena salud digestiva, ya que ayuda a proteger el aparato digestivo de microorganismos que causan enfermedades, además de estimular el sistema inmunológico y de ayudar a realizar parte de la digestión.
“En el tubo digestivo existen entre 10 y 100 billones de bacterias, lo que representa una masa de casi 2 kilos de peso. Se trata de una comunidad muy rica y diversa que se extiende por todo el sistema digestivo. En el esófago y el estómago existe una concentración muy baja o nula de bacterias. Sin embargo, en el intestino y, a medida que vamos bajando por el sistema digestivo, la concentración es mayor, por lo que en el colon es donde existe la mayor densidad de población de bacterias”, indica Mileidis San Juan Acosta, especialista en aparato digestivo y responsable del Comité de Actividades Fundacionales de la FEAD.
Según explican los especialistas de Biocodex Microbiota Institute, el intestino se enfrenta a un desafío importante ya que tiene que tolerar a las bacterias beneficiosas de la microbiota y oponerse de forma eficaz a las bacterias peligrosas. “La microbiota participa en esta función de barrera. Las bacterias ‘buenas’ de la microbiota luchan directamente contra los patógenos por los mismos nutrientes. Además, algunas bacterias liberan moléculas antimicrobianas contra los gérmenes. Otras estimulan la producción de mucosidad que protege a las células intestinales de las agresiones y evita así efectos nocivos para el organismo”, detallan.
Además, las bacterias de la microbiota intestinal “intervienen en la maduración del sistema inmunitario intestinal, que protege al cuerpo de las agresiones de agentes patógenos como bacterias o virus. Por su parte, el sistema inmunitario influye sobre la composición y la diversidad de la microbiota”, añaden.
En este sentido, los expertos de la FEAD aclaran que solo un tercio de la microbiota intestinal es común a la mayoría de la población, mientras que los otros dos tercios son específicos de cada persona. “La microbiota está determinada por los genes, el ambiente en el que se vive y la alimentación”, aclaran.
Así, para cuidar la microbiota intestinal y la salud digestiva, recomiendan evitar el tabaco, el alcohol, el sedentarismo y el estrés; mantener una alimentación variada; cocinar de manera saludable, intentar reducir el consumo de carne procesada y tomar alimentos fermentados.
Los alimentos fermentados, como el yogur, el kéfir o el chucrut, contienen probióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que “pueden influir en la microbiota cuando transitan por el tracto gastrointestinal con mecanismos similares a los de nuestras bacterias nativas para mejorar nuestra salud digestiva”, señala la FEAD.
Además de los probióticos, existen otras sustancias denominadas prebióticos que, aunque tengan un nombre similar, son algo bien distinto. De hecho, los prebióticos son hidratos de carbono complejos que nuestro cuerpo no puede digerir y que sirven de alimento a los microorganismos que componen la microbiota intestinal. La FEAD indica que los prebióticos están presentes en alimentos como plátanos, cebollas, ajos, endibias, alcachofas, puerros, legumbres y cereales integrales.
Naima Lahbabi-Amrani, presidenta de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO, por sus siglas en inglés), señala que la dieta es uno de los principales factores que moldean la microbiota y su influencia se aprecia desde la lactancia hasta la vejez. “Podemos reforzar el sistema inmunitario a través de la dieta, pues las bacterias del intestino contribuyen a regularlo. Mediante una buena dieta, la microbiota intestinal se diversifica y ofrece la mejor base al cuerpo para, por ejemplo, regular la inflamación, que es uno de los síntomas de la COVID-19”, apunta.
Purificación León EFE-REPORTAJES
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