“Voy a agarrar una pistola y te voy a matar” Así le dijo el muchacho al papá de la muchacha, porque no la dejaba que fuera su novia, porque el muchacho tenía toda la pinta y la fama de vago-bueno-para-nada. Ese fue el caso que me tocó cuando me llamaron para que sirviera de jurado en la corte.
Voy a comprar una pistola y te voy a matar, dicen los muchachos y se los creemos porque hay mucha facilidad para hacerlo. Aunque en este caso el muchacho era un ‘mocoso’ como de 15 años… En mis tiempos los mocosos no pasaban de siete años. Ser un mocoso de ocho o nueve años ya era una vergüenza, por lo menos para los papás. Ahora hay mocosos hasta de veinte años y más, y ni coloraos se ponen… bien tranquilos… ellos y sus papás…y los papás de los demás.
El caso era fácil, para mí el muchacho era culpable, porque había muchos testimonios en su contra… Pero el caso se alargó, o lo alargaron, y después de un mes el muchacho salió libre e inocente, por sabe qué tecnicismos de la aplicación de las leyes… Como que a veces se nota que al culpable se le defiende con más ganas y entusiasmo que a las víctimas. Pero vamos al tema. Muchos creemos que la facilidad para adquirir armas y la abundancia de armas no tanto defensivas, sino ofensivas, las llamadas de asalto, ¡hasta el nombre tienen!, sea causa influyente en tantos asesinatos que se cometen a diario y asesinatos masivos que cada vez son más frecuentes y más masivos, nomás hay que ver cómo entró este año, en las primeras 3 semanas ya se contaban 39 asesinatos masivos en el país… A estas fechas ya se habrá perdido la cuenta… o el interés, porque cada vez hay más peligro de que nos vayamos acostumbrando y que los vayamos aceptando como una “realidad” de la vida, como una consecuencia de ser “libres”, de vivir bajo un régimen democrático, como dicen algunos. Así se han aceptado otras realidades de la vida, como las invasiones, robos de territorios, las guerras injustas, los bombardeos indiscriminados, la manipulación de los recursos naturales del mundo, etc, etc, etc… Nos acostumbramos y aceptamos “la vida moderna”
Cada que pasa una matanza en alguna balacera, dolientes y televidentes decimos: “A ver si esta vez el gobierno hace algo” Y el gobierno no hace nada. Y siempre seguiremos diciendo lo mismo: “A ver si esta vez el gobierno hace algo. A ver si esta vez alguien hace algo”. Se habla mucho, discursos muy bien hechos, y escriben cosas muy bien redactas y que hasta parecen ciertas, pero a la hora de actuar y de tomar las medidas necesarias, ganarán otra vez los que se benefician de la venta de armas y los que manejan el mundo detrás de las bambalinas y mueven las cuerdas que mueven a nuestros políticos.
Los que no hagamos nada hoy para prevenir tragedias como las pasadas en… varias partes, no tendremos a quién culpar si un día nos toca sufrir algo parecido.
La era de los grandes líderes de los pueblos, de caudillos y de los héroes ha terminado… y la era de los grandes pensadores, parece que también. Y la razón de que no haya grandes líderes es que los grandes líderes siempre tuvieron un gran pueblo respaldándolos… y también los grandes pueblos,, las sociedades comprometidas han ido desapareciendo, o están muy deshuev…, digo devaluadas. Hay que empezar de cero. Los que todavía tengan interés y sueñen en una humanidad y un mundo mejores deben de empezar por inculcar valores verdaderos a sus hijos, valores de amor a la humanidad. Deben de empezar por enseñarles amor a la vida y, si no a amar a los demás, por lo menos, por lo menos a respetar a los demás, algo que a los viejos nos enseñaron cuando éramos niños, pero ya no transmitimos. Enseñarles a tolerar diferentes opiniones, creencias y tradiciones, algo que a muchos no nos enseñaron, pero que alcanzamos a ver que es necesario, porque es la intolerancia la que causa muchos problemas en el mundo. Sólo educando verdaderamente a nuestros hijos, el mundo cambiará… porque no son los gobiernos los que mejoran el mundo, no, señor, son los pueblos, son las personas comunes, como tú y como yo, las que pueden hacer alguna diferencia.
Admitir que nuestros hijos tengan que llevar mochilas contra balas a la escuela es como para que nos diera Vergüenza… ¡Mucha vergüenza!
Pero… qué hacer, si los mismos padres de familia que piden control de armas son los mismos que les compran a sus hijos juegos de video cargados de violencia y sangre. Los mismos padres de familia que hoy se escandalizan de la violencia y los crímenes en la sociedad son los mismos que permiten a sus hijos desde muy niños disfrutar las películas llenas de violencia y venganza…Ah, y no deje que sus hijos sean unos “mocosos” después de los siete años. Salud y saludos… .
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