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La casa es de todos… ¡y todos debemos cooperar!

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La sociedad ha evolucionado y hoy, las tareas del hogar han dejado de ser responsabilidad ‘únicamente’ de las amas de casa, para convertirse en una responsabilidad familiar compartida

   Es bonito poder ocuparse de las labores del hogar: cocinar para tu familia, arreglar las recámaras de tus hijos, lavar su ropa, tener en orden cada parte de la casa, en fin, son miles las tareas que pueden hacerte sentir útil e indispensable para los que te rodean. Sin embargo, a veces resulta demasiada carga para una persona sola, y por eso es que se ve obligada a contratar a alguien, o bien, pedir a los otros integrantes de la familia que colaboren con las tareas del hogar.

  No es fácil hacerlos entrar a la cocina, ponerlos a lavar platos, regar y limpiar el jardín, a limpiar la sala cuando se necesita.  Y si además de ser mamá y esposa tienes otro tipo de responsabilidades, entonces el cuadro se pone mucho peor.

   “Primero la mujer tiene que tener en mente que la casa es de todos y que todos funcionan como un equipo en donde cada uno va a colaborar con algo”, explica la psicóloga Raquel Villafuerte.
 

  “Desde esa perspectiva ella puede dejar de sentir que es la que tiene que hacer todo como si fuera el único miembro del equipo”, agrega.
 

  Cuando los niños son pequeños es bueno explicarles por qué tienen que hacerse cargo de sus cosas, de levantar todo al terminar de jugar, de no ensuciar los lugares que ya han sido limpiados, pues así ellos crecerán con la conciencia de que hay alguien que tiene que hacerse cargo de todo eso.
 

  “De acuerdo con la edad que tengan se les puede ir asignando ciertas responsabilidades, mientras la mamá vigila que se lleven a cabo”, indica la psicóloga.
 

A la hora de supervisar a los pequeños, Villafuerte recomienda que estén cerca de ellos, sobre todo al principio, y así checar que sí estén cumpliendo con las labores y que lo hagan como deben; en caso de que no sea así enseñarles la forma adecuada para hacerlo.
 

“La idea es que la mujer se sienta con el derecho de descansar en su casa, pues no es obligación ‘solo de ella’ estar haciendo labores en el hogar todo el día, sino que también se sienta atendida, ya sea por el esposo o por los hijos comenta.
 

Es importante hacer al esposo partícipe de las actividades del hogar, pues la casa también es suya y es parte de la educación de sus hijos que él también colabore.

  “Anteriormente, la casa era de la mujer, entonces ella tenía la obligación de estar al pendiente de todo, pero ahora el hombre es parte también, está incorporado a la familia y, por lo tanto, a las actividades del hogar”, señala.

  El hecho de ayudar con la limpieza de la casa parte de contribuir a la armonía familiar, es una forma de convivencia y facilita que la esposa esté más tranquila, más relajada, lo cual es un beneficio para la vida diaria de la familia.

  “Debe de tratarse de inculcar en los hijos estas ideas, para que cuando ellos sean grandes sigan la misma línea de educación para sus hijos; hay que enseñarlos desde muy temprano a tomar su parte en la casa, así de grandes ellos también van apoyar a sus cónyuges”, recomienda Villafuerte.

   La psicóloga asevera que de un tiempo para acá se ha venido dando ese cambio, de manera que hoy ya no existe la separación de actividades y ambos, mujeres y hombres, trabajan de la misma forma para tener limpio y ordenado su hogar.

  “Es importante no imponer actividades a los hijos, sino más bien hacerlas ver como algo que es esencial para el bienestar de todos, pues si impones puedes tener reacciones negativas”, aclara.

  Sobre todo en el caso de los niños, porque el estarles insistiendo en hacer las cosas sin explicarles el porqué, provoca que se fastidien y no hagan nada, como una forma de rebelarse ante la imposición.

   Lo mejor es que entre todos se repartan las actividades y tomen un día a la semana para hacerlas, a la vez que conviven mientras realizan el trabajo, para después recompensar el esfuerzo con una deliciosa cena, una salida al cine o cualquier otra actividad que resulte atractiva para tu familia y para ti.

   Es importante que les demostremos que estamos orgullosos por lo que han hecho, aunque no esté perfecto.

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