El icono del activismo chicano y sindical ahora tiene un lugar destacado en la Casa Blanca, junto con otras figuras históricas y hasta una nueva alfombra. Vea cómo luce tras los cambios la oficina presidencial.
Los trabajadores agrícolas y los latinos en Estados Unidos, especialmente los chicanos, tienen un nuevo icono en la Casa Blanca: una escultura del activista César Chávez en un lugar prominente de la Oficina Oval.
El busto del luchador mexicano-estadounidense por los derechos sindicales y de los trabajadores es parte de la nueva decoración del despacho presidencial, en medio de las fotografías familiares del presidente, Joe Biden, y detrás del escritorio donde este miércoles firmó sus primeras órdenes ejecutivas que incluyen apoyar a los beneficiarios de DACA y cancelar la construcción de más muro fronterizo con México.
En ese mismo escritorio, bajo la mirada de Chávez, Biden firmará este jueves nuevas medidas de combate contra el COVID-19, el nuevo coronavirus que ha sido especialmente devastador para personas latinas y trabajadores del campo como los que Chávez defendía.
“Poner el busto de mi padre […] no es solamente algo que lo honra a él; lo más importante es que representa la fe y el empoderamiento para toda la gente por quien él luchó y se sacrificó”, indicó Paul Chavez, hijo del activista, a la cadena NBC News.
Julie Rodríguez Chávez, la nieta del fallecido activista, también forma parte del nuevo gabinete, como directora de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales. “Es un honor y un tributo a la comunidad” que el busto de su abuelo esté puesto en el despacho, dijo.
Pero esa estatua no es el único cambio en la decoración del despacho tras la salida de Donald Trump: Biden también incorporó bustos de otras figuras importantes en la historia estadounidense.
Hay uno de Eleanor Roosevelt, la ex primera dama que impulsó la incorporación de Estados Unidos a la ONU y ayudó a redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos; y una escultura de un caballo hecha por el artista de la tribu chiricahua apache Allan Houser.
Miran hacia el escritorio del nuevo presidente Rosa Parks, especialmente reconocida por haber fomentado un boicot a los autobuses que forzaban a personas negras a sentarse atrás; y Martin Luther King Jr., el reverendo icono del movimiento por los derechos civiles y para el reconocimiento pleno de los derechos de las personas no blancas.
El busto de King fue llevado a la Oficina Oval originalmente por Barack Obama.
En el despacho de Biden también hay una estatua de Robert Kennedy, el ex fiscal general que fue asesinado poco después de su hermano, el expresidente John F. Kennedy, y que durante su gestión trabajó para reducir las desigualdades raciales y étnicas, y contra el crimen organizado.
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Biden estará rodeado además por retratos de antecesores destacados:el primer presidente estadounidense, George Washington; y Franklin D. Roosevelt, quien lideró al país durante varias crisis y promovió apoyos a familias afectadas por la Gran Depresión.
Encima de la chimenea están los retratos de los padres fundadores Thomas Jefferson y Alexander Hamilton, políticos que estaban constantemente en desacuerdo. Según personas del nuevo Gobierno la intención es tener un recordatorio constante de que “las diferencias de opinión, expresadas dentro de los estándares de una república, son claves para la democracia”.
Trump tenía en su oficina un retrato que ya había dentro del despacho de Abraham Lincoln, el mandatario que abolió la esclavitud, y agregó el de Andrew Jackson, expresidente polémico por ser esclavista y firmar una ley que resultó en la muerte de miles de personas indígenas.
Biden se quedó sólo con el retrato de Lincoln.
En el despacho hay también un retrato del padre fundador, inventor, diplomático y redactor de la Declaración de Independencia Benjamin Franklin, para recordar el poder de incorporar y hacer caso a la ciencia en la política, según los asesores de Biden.
La imagen de Franklin se encuentra cerca de una roca lunar, una muestra de los logros de generaciones pasadas.
Otro cambio notorio en contraste a la decoración es la alfombra: Trump pidió una de tonalidad blanca que perteneció a Ronald Reagan, mientras que Biden eligió una azul similar a la usada por Bill Clinton.
Dos elementos del diseño de Trump sí se mantienen en el despacho rediseñado para Biden: las cortinas doradas, instaladas originalmente por Clinton; y el escritorio Resolute, que fue un regalo de la reina británica Victoria en 1880 al presidente Rutherford Hayes.
Esculpido a partir fragmentos de la embarcación de exploración ártica Resolute, ha sido utilizado por todos los presidentes desde Kennedy, con la excepción de George H. W. Bush en los años 1980 (lo mantuvo dentro del despacho, pero utilizaba otro escritorio).
Con información de NBC News, The Washington Post y el Museo de la Casa Blanca
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