Por: Dr. Humberto Caspa
El Papa Francisco nos dio seis días de espiritualismo y pasividad. Durante su visita a tres ciudades norteamericanas, el idealismo se sobrepuso sobre el realismo. Sin embargo, una vez iniciados los pronunciamientos de los diversos jefes de Estado en la reunión de las Naciones Unidas, el realismo nuevamente empezó a tomar relevancia.
Inicialmente, en su intervención, el presidente Barack Obama hizo una breve reseña histórica de los beneficios de una organización internacional para resolver problemas mundiales. Hizo alusión a cómo la ONU fue creada por una coalición de gobiernos que pusieron a un lado sus ideologías y emprendieron la tarea para evitar una tercera guerra mundial a partir del diálogo y el compromiso político.
Sin embargo, a medida que pasó el tiempo en su discurso, la voz de Obama empezó a adquirir un tono más realista. A pesar de que no hizo utilidad de la frase “balance del poder”, el Presidente hizo referencia directa a la agresividad de Rusia de tratar de retomar el dominio de Europa Oriental a partir de la fuerza.
“No podemos mantenernos parados cuando la integridad territorial de un país es abiertamente violada”, manifestó el Presidente haciendo notar la forma cómo Rusia anexó Crimea y su agresividad en el oriente de Ucrania.
Luego atacó directamente al gobierno de Bashar al-Assad en Siria, refiriéndose que es un dictador brutal que aniquila a su gente a sangre fría. Y también criticó a Vladimir Putin, presidente de Rusia, por apoyar logísticamente y con armas al dictador sirio.
La respuesta de Putin no se dejó esperar. En su intervención, el mandatario ruso criticó al gobierno de Estado Unidos y a sus aliados de Europa Occidental por crear un proceso de inestabilidad en el Medio Oriente, principalmente en Libia, Siria e Irak. Responsabilizó al gobierno de Obama por la emergencia de ISIS. Además se burló por entrenar a gente que no tiene capacidad de pelear con los radicales islamistas de ISIS en Siria e Irak.
Lo cierto es que la intervención de Putin a favor de Bashar al-Assad en Siria no tiene nada que ver con su lealtad a desintegrar a los rebeldes radicales islamitas de ISIS. Putin quiere recuperar el terreno perdido con la desintegración de la Unión Soviética. Su intención es retomar el mando mundial, empezando con su dominio en Europa Oriental y luego el Medio Oriente en base a una coalición de Rusia, Siria e Irán.
El presidente Obama sabe que si Assad se mantiene en el poder en Siria sería un gran revés para su legado en la política internacional. Sin embargo, el hecho de permitir que Rusia vuelva a dominar el Medio Oriente sería un problema grave para la paz mundial.
Así, la reunión de la ONU nos recuerda que los problemas del mundo no se resuelven a partir de la espiritualidad, la solidaridad y el mensaje de amor del papa Francisco. El mundo sigue siendo tan realista como cuando empezó la Guerra Fría después de la Segunda Guerra Mundial. Lo que prima es la fuerza, el egoísmo y la resolución de conflictos a través de las armas. Rusia recientemente empezó a hacer explotar sus bombas en territorio sirio. Ahora todo puede ocurrir.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
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