Aunque no lo crea, también los bombillos ahorradores dejan de ser ecológicos cuando se tiran directamente a la basura. El contenido de mercurio de estos focos los convierten en un desecho relativamente peligroso, que se ha hecho cotidiano, gracias a los planes de ahorro energético que ha impulsado el Gobierno.
“Antes, estos bombillos sólo estaban en industrias y oficinas, ahora están en todas las casas, y aún no existe la forma de descartarlos adecuadamente”, señala Vitali Ojalvo, que trabaja en un método para procesar estos desechos.
También surgiere que las personas eviten que los bombillos se mezclen con la basura de la casa y de ahí lleguen a los rellenos sanitarios.
La acumulación de estos bombillos tiene riesgos. El mercurio es un metal pesado residual, que se acumula y transmite; por ejemplo, si de un basurero se filtra a la tierra y de ahí llega a un río, desde la fauna que comerá las algas donde se depositó el metal, que luego será comida por depredadores hasta llegar al atún que se sirve en una cena, tendrán cierto grado de mercurio.
Un gramo de mercurio puede contaminar 1 millón de litros de agua. Un bombillo ahorrador contiene entre 3 y 10 miligramos de la sustancia.
De igual manera, en la fabricación de productos se emana mercurio, que va a la atmósfera y luego vuelve a los suelos y aguas a través de la lluvia.
Se dice también que la incidencia de casos de autismo podría estar asociada al mercurio”, sostiene. Las acumulaciones del metal en los humanos afectan el sistema circulatorio, nervioso y excretor, inhiben la actividad enzimática que conlleva a la muerte de las células. Es especialmente tóxico en embarazadas y niños.
La situación de estos desechos en el país genera preocupación, y para eso existen compañías trabajando para el reciclado de estos. Los bombillos son difíciles de reciclar, porque ocupan mucho volumen y no pueden compactarse, son frágiles, tóxicos y tienen una baja tasa de retorno. Hacer rentable la actividad es parte de la solución.
Por desgracia para el medio ambiente, en estos tiempos que la tecnología está más avanzada, sin darnos cuenta, tenemos más riesgos de contaminación que hace algunas décadas.
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