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Cómo evitar conflictos cuando se tiene diferente creencia religiosa

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  Cuando se está enamorado y se desea construir una vida junto a esa persona que a uno le llena, le satisface y por supuesto le ama, lo que menos se piensa en esos momentos, o a lo que poca importancia se le da, es a que haya diferencia en las creencias religiosas o se profese diferente fe. Muchas personas se casan a pesar de ser distintas sus ideas religiosas, pensando que el tiempo limará asperezas. Pero muchas veces es lo contrario, a la larga las diferencias en cuestión de fe causan verdaderas incomodidades e incluso peleas dentro del hogar y con los familiares.
 
   Cuando se está enamorado/a se piensa que no habrá problema por profesar diferentes sectas religiosas, por ser tú evangélico/a y ella/él ateo, católico, mormón, testigo de Jehová o de cualquier otra religión. Pero llega un momento en la relación en que nos damos cuenta de que las diferencias entre los dos son de mayor importancia de lo que en un principio pensamos.
 
   Y así comienza la frustración de uno de los dos, pues han sido criados de diferentes maneras y la relación comienza a fisurarse, y si no existe la suficiente comunicación desde un principio, es muy probable que este problema los lleve a plantear la posibilidad de una separación o una ruptura.
 
 Y muchas veces la situación se complica aún más, cuando llegan los hijos, ya que la mujer, como madre, tendrá una forma de criar a sus hijos de acuerdo a los valores familiares, morales y espirituales a que la acostumbraron, y tratará de enseñarles los valores con los que ella se crió. Pero no solo los valores, sino también las creencias y costumbres religiosas. Y es en ese momento cuando aparece el hombre con otras ideas y diciendo “¡Por qué les dices eso a nuestros hijos si a mí me enseñaron esto y esto otro en mi casa”, o “No le enseñes esas tonterías, que Dios no existe, guárdate esas cosas para ti misma, pero no se las inculques a los niños!”.
 
    Esa etapa en la vida de las parejas con diferencia en creencias religiosas suele ser la más difícil, sin embargo, aceptando y respetándose mutuamente se pude lograr un acuerdo que para cada uno conserve los preceptos religiosos personales e inclusive pueden llegar a descubrir nuevos caminos para poder complementar un mejor estilo de vida. 
 
 La adaptación y el respeto son vías de complemento de la pareja, en todo sentido, no obstante cuando uno cree en Dios y el otro no, debe haber de ambos lados una gran comprensión para llevar adelante este complemento.
 
  Así mismo, en estas últimas tres décadas ha habido cambios en la manera de pensar de las parejas en relación a pertenecer a credos diferentes; la evolución para algunas religiones es un factor de cambio para no perder creyentes/fieles, sino poder combinar los modos de pensar de manera diferente; otras religiones solo admiten matrimonios entre parejas donde ambos practiquen la misma creencia. Encontrar un equilibrio donde ambos sientan que son libres de practicar aquello en lo que creen es magnífico, es madurez y podrán establecer una comunicación abierta para ponerse de acuerdo en aspectos fundamentales para una buena convivencia.
 
  El diálogo inter-religioso entre una pareja debe llevarlos a desarrollar y apoyarse mutuamente en el desarrollo de lo que les es común en su fe, y a respetar sus diferencias. 
 
    En algunos casos, la persona que tiene una mayor fortaleza y conocimiento de la fe, puede también indagar si detrás de la apatía religiosa o rechazo de la fe del cónyuge se esconde un desconocimiento o incluso una tergiversación de muchos aspectos de la religión. Este diálogo franco puede permitir la intimidad y comprensión que facilite incluso el inicio de una conversión y de un camino mutuo hacia la fe.
 
  La fe es muy importante en la vida de algunas personas y puede dar grandes beneficios a la pareja cuando se comparte. Sin embargo, no es necesario que los dos tengan el mismo credo religioso ni manifiesten el mismo interés por la vida espiritual para que puedan tener un matrimonio bueno y dentro de lo que cabe, armonioso. 
 
  Lo importante es que cada cual, movido incluso por su fe y caridad,  respete el concepto religioso y el proceso espiritual del otro.
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