El sexo es un asunto muy personal y privado. Es difícil para muchos padres hablar con sus hijos acerca del sexo. Si los chicos estan en la pre adolescencia pueden sentirse avergonzados, no confiar en el consejo de sus padres o preferir no hablar del tema con ellos. Sin embargo, el sexo es un tema del que es importante hablar.
Prepárese. Lea sobre el tema para responder sus propias preguntas antes de hablar con su adolescente.
Sea honesto. Hágale saber que no es fácil para usted hablar de sexo, pero que considera importante que sea usted quien le da información.
Escuche. Bríndele a su adolescente la posibilidad de hablar y hacer preguntas. Es importante que usted le dedique toda su atención.
Procure mantener un equilibrio.
Pida ayuda. Si directamente no puede hablar sobre el sexo con su hijo, pídale ayuda a un consejero escolar. Cuando se trata de algo tan importante como el sexo y la sexualidad, nada reemplaza la influencia de los padres. Usted es la mejor persona para enseñarle a su hijo adolescente sobre las relaciones, el amor, el compromiso y el respeto.
La educación sexual es un proceso largo, que se va construyendo a lo largo de toda una vida. Siempre hay tiempo de corregir e intervenir para que el niño vaya mejorando su concepto, su conocimiento y su vivencia sobre la sexualidad.
Por supuesto que este tema, hay que tratarlo con sinceridad, pero cuidando lo que se dice y como se dice, dependiendo de la edad del chico, ya que si es relativamente pequeño, los padres deben prepararse para tocar el tema de forma adecuada, es decir, dependiendo de la edad y la madures del niño o niña es como se debe enfocar el tema de la sexualidad.
Existe todavía demasiado cuidado, ‘respeto’ y, en muchos casos un cierto tabú, al hablar del tema, sobre todo, entre padres e hijos.
Dependiendo de la actitud de los padres, los niños aprenden si el sexo es bonito o feo, correcto o incorrecto, un tema de conversación o no. Los padres son un modelo con sus actitudes, hablen o no del tema. Que el niño no pregunte, no significa que no quiera saber. Puede que simplemente no se anime a preguntar por recelo hacia la actitud que sus padres tendrán hacia el tema.
Todavía en muchas casas, cuando un niño pregunta algo relacionado con la sexualidad es mal interpretado como ‘grosero’ porque lo preguntó en voz alta, ‘mal educado’ porque lo preguntó a otra persona, ‘fuera de lugar’ porque preguntó en la escuela, o ‘degenerado’ porque se siente demasiado interesado y curioso en el tema.
Los padres deben considerar que, hoy día, los niños están muy expuestos a todo tipo de información sobre el sexo. En razón de eso, es necesario ‘vigilar’ las actividades de los niños, y si es el caso, ofrecer nuevas opciones de entretenimiento. Es conveniente que no sobrepasen o abandonen los juegos infantiles por imitaciones más adultas o comportamientos similares.
Otra actitud que los padres no deben olvidarse es la de evitar aquella vieja historia que separa los niños y niñas en grupos distintos, en lo que se refiere a la sexualidad.
Se debe hablar con los dos sexos por igual, independientemente del sexo que tenga. El hecho de negar igual derecho a la información, a la formación, y al placer puede favorece la actitud pasiva de los niños cuando han sido educados para la sumisión. Esta educación da lugar a personas muy poco preparadas para resolver posibles problemas en el futuro. La información adecuada a los hijos les ayudará después a enfrentarse a un posible abuso sexual o a una enfermedad. En resumen, les protegerá.
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