A medida que los incendios forestales arden con más frecuencia e intensidad, en zonas geográficas más extensas y en estaciones más largas, la comunidad científica estima que ahora contribuyen al riesgo de extinción de al menos 1660 especies animales en todo el mundo.
Es una consecuencia más del llamado piroceno, término acuñado por el historiador del medio ambiente Stephen Pyne, profesor emérito de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), para definir nuestra época actual como una época marcada por la excepcional capacidad humana para manipular el fuego.
¿Podrán los animales adaptarse a la vida en el piroceno? Esto dependerá de dos cosas, dice Gavin Jones, ecólogo del Servicio Forestal del USDA que estudia la evolución animal impulsada por el fuego. En primer lugar, si algunos individuos de una especie son mejores que otros para sobrevivir al fuego y a sus secuelas.
En segundo lugar, y lo más importante, si esas capacidades se deben a diferencias genéticas que los supervivientes pueden transmitir a su descendencia.
Algunas especies ya han desarrollado formas de sobrevivir a los incendios. En Australia, por ejemplo, el antechinus de patas amarillas, un pequeño marsupial parecido a un ratón, se esconde en su profunda madriguera rocosa en estado de letargo hasta que el fuego se extingue.
Los lagartos de cuello fruncido se mantienen fuera del alcance de las llamas trepando por termiteros o árboles. Sin embargo, a medida que los incendios se hacen más intensos o duran más, estas estrategias pueden resultar contraproducentes.
Otras especies que han vivido durante mucho tiempo en zonas propensas a los incendios hacen lo mismo que los humanos: evacuan.
En Estados Unidos, los lagartos de cerca orientales que viven en hábitats recientemente quemadas pueden correr más rápido que sus contrapartes que viven en otros lugares, según un estudio.
Algunos animales sacan partido de los paisajes post-incendio. En California, por ejemplo, los búhos moteados suelen bordear los bosques gravemente quemados a la caza de pequeños mamíferos.
Y otros animales, como el pájaro carpintero dorsinegro, dependen de los incendios forestales para alimentarse y refugiarse.
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