El afán de las familias por documentar el día a día de sus hijos, compartir sus vivencias y hacer partícipes a los demás de los logros y evolución infantiles, ha hecho que Internet se inunde de fotografías e información de menores protagonizando eventos relevantes, lo cual genera un rastro de su vida, que puede extenderse hasta la adolescencia.
Esta práctica se conoce como ‘sharenting’, un término que proviene del inglés y que combina las palabras ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (paternidad) y cuya relevancia va en aumento en los últimos años, según la plataforma de seguridad y bienestar digital para familias Qustodio (www.qustodio.com).
Compartir este contenido está generando a los menores una huella digital, algo así como un rastro de ‘migas de pan electrónicas’ que dejan todas las publicaciones o acciones efectuadas en línea, que los expone a riesgos de los cuales los padres no son conscientes, de acuerdo a esta plataforma digital.
El que esos menores cuenten con un ‘álbum digital’ de sus vivencias más anecdóticas, publicado por sus padres puede ser positivo y a la vez que negativo, ya que en el momento en el que publicamos o enviamos un contenido visual, sonoro o escrito, dejamos de tener el control sobre su alcance, según Qustodio.
Algunos de los riesgos más comunes del ‘sharenting’ son que los menores puedan ser víctimas de fraudes, ciberacoso e incluso de pedofilia, ya que se están aportando datos personales en cada fotografía e incluso detalles íntimos de la vida de los hijos.
‘HUELLA DIGITAL’ QUE CRECE Y PERMANECE
“Cuando una foto se publica y se añade una dirección exacta de donde está el menor -el colegio donde estudia, su domicilio o lugar de vacaciones- se están aportando datos que podrían poner en riesgo su seguridad“, enfatizan.
Los padres que publican sobre sus hijos los ponen en riesgo de sufrir un ‘secuestro digital’, consistente en que alguien publique en las redes sociales contenidos relativos al hijo de otra persona, por ejemplo fotos, como si fueran de sus propios hijos; es decir publican fotos de niños que no son suyos, según estos expertos.
“Otro de los riesgos derivados del ‘sharenting’ son las “agencias de adopción digital”, donde la gente puede pujar por fotos de diferentes niños para reclamarlos como propios”, aseguran a Efe.
“Y es posible que algunos hijos, cuyos padres publicaron contenidos sin su consentimiento cuando eran menores, descubran años más tarde que su identidad digital ha sido robada, para suplantarlos en Internet con fines generalmente delictivos”, advierten Cruz y Guerrero.
Descubren ese robo y suplantación de identidad cuando intentan alquilar un apartamento, comprar un coche o buscar un trabajo, indican.
“Un ejemplo famoso fue cuando Gwyneth Paltrow publicó una foto junto con su hija Apple en un viaje de esquí y su hija reaccionó negativamente a la publicación” apuntan.
“Al poner toda la vida de sus hijos en línea, lo bueno y lo malo, están proporcionando a las empresas datos suficientes para crear perfiles que se venderán a empleadores y oficinas de admisiones, y que pueden poner en riesgo futuras contrataciones”, advierten.
CLAVES PARA PROTEGER LA PRIVACIDAD INFANTIL
Desde Qustodio recomiendan no publicar nada relacionado con los menores en las redes, pero entienden que esto no es realista ya que para la mayoría de los padres esas publicaciones se han convertido en una forma de mostrar logros o conectar a sus hijos con amigos y familiares que no se encuentran cerca.
“Si los padres quieren publicar fotos de sus hijos, es importante que limiten la presencia y la sobreexposición de los menores, tomando una serie de precauciones destinadas a proteger su privacidad”, recomiendan Cruz y Guerrero:.
Por María Jesús Ribas. // EFE/REPORTAJES
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine