Por lo general, recordar viejas experiencias causa dolor, coraje e indignación, pero la mejor manera de superar ese trauma es enfrentarlo,,, y si es con ayuda de la pareja, mucho mejor!
Por lo general, recordar viejas experiencias causa dolor, coraje e indignación, pero la mejor manera de superar ese trauma es enfrentarlo,,, y si es con ayuda de la pareja, mucho mejor!
Por: Yola Bonavista
En mayor o menor medida, la historia vital de toda persona contiene una serie de incidentes dolorosos conectados con su desarrollo sexual. Una vasta mayoría sufre, por lo tanto, ciertos miedos o preocupaciones con respecto a su sexualidad o a su funcionamiento erótico. La exploración de estos temores, hacia el cambio y el crecimiento personal, puede producir significativos sentimientos de goce y satisfacción sexual. Una de las mayores ventajas de evocar y compartir los traumas y temores sexuales radica en que brinda una nueva percepción de influjo que ejercen tales experiencias sobre el funcionamiento sexual presente. (“Tomé conciencia de un montón de acciones mías que habían sido influenciadas por mi trauma”). Como resultado de este nuevo reconocimiento, surge una nueva opción; adoptar o no las medidas que mejorarán y elevarán la experiencia sexual. (“Jamás imaginé que aquello que me había sucedido en el gimnasio, hace quince años, todavía me perturbara. Ahora que lo sé, puedo hacer algo para solucionarlo”).
En ciertas ocasiones, el impacto de una nueva percepción es suficiente para conseguir un giro espectacular de los acontecimientos. (“Estábamos compartiendo nuestros traumas sexuales y yo le contaba a Jim sobre las muchas ocasiones en que mis padres me sujetaron para ponerme enemas cuando era una niña; y yo me resistía gritando y llorando y pataleando. Ahora bien, a los catorce años, mis dos hermanos mayores y mi pobre padre me sujetaron en pleno acceso de cólera. Algo me había irritado mucho. Cuando le contaba esto a Jim, sentí que algo ocurría, y de pronto comprendí por qué no me gustaba que Jim estuviera encima de mí durante el acto sexual. Siempre le digo que se aparte, apenas terminamos, si yo estoy debajo. En ese mismo instante supe que aquello no volvería a molestarme y empecé a reír; estaba muy aliviada. ¡Era digna de verse la expresión de sorpresa en el rostro de Jim! El no podía imaginar la razón de mis carcajadas”)
… A veces, los incidentes dolorosos o traumas sexuales son reprimidos y empujados al inconsciente. Muy a menudo suelen quedar “casi olvidados”, pero es posible recordarlos. En muchas ocasiones, unos incidentes traumáticos que han sido olvidados”, pero siguen afectando al funcionamiento sexual vuelven a la memoria por un esfuerzo consciente o en el transcurso de experiencias encaminadas a desarrollar el potencial sexual. Cuando se rememora un incidente particularmente doloroso, suele advertirse que una gran masa de sentimientos está unida a él. El tono de voz, los movimientos corporales, todo indica lo que supuso aquel incidente, y lo que aún supone, como fuerza activa.
En términos generales, cuando el trauma encierra una masa considerable de sentimiento, lo mejor es volver varias veces sobre el incidente. Esto ayuda a descargar y elaborar sentimientos, hace que dichos sentimientos y otros aspectos del incidente resulten accesibles, permite recordarlos y revela nuevas perspectivas del trauma.
Nos dijo el miembro de un grupo: “Le he contado a Jane sobre la vez en que mi madre me encontró, cuando tenía cinco años, mirando la vagina de mi hermanita. Mamá me quitó los pantalones y me dio una zurra, encerrándome luego en el baño por el resto de la tarde. Mientras estaba encerrado, yo temía que, al llegar mi padre, volvieran a zurrarme, y así fue: Yo no tenía ganas, pero Jane, como buena esposa que es, me hizo volver tres veces sobre el recuerdo. Surgió un montón de furia, y a la tercera vez pude sentir plenamente lo avergonzado y herido que había estado”.
Como resultado de la comunicación de traumas sexuales se resuelven muchos malentendidos, de modo que la pareja descubre nuevas fórmulas de ayuda mutua. (“Yo no sabía qué era lo que te estaba perturbando, aunque sentía que algo andaba mal cuando hacíamos esta cosa sexual. Durante un tiempo creí que era yo, que hacía algo mal. Ahora que me has hablado de tus sentimientos y de la forma en que comenzaron, puedo comprenderte y ayudarte mejor”.
Una de las ventajas de leer o conservar sobre una experiencia sexual perturbadora radica en comprender que todo el mundo ha tenido incidencias e incluso perniciosas, de los padres, maestros y otros adultos. Al tomar conciencia de la universalidad del trauma sexual, resulta más fácil recordar los episodios traumáticos.
Usualmente, la comunicación de traumas sexuales produce alivio, libertad, franqueza, comprensión. Algunas parejas informan que se sienten más cerca el uno del otro, y que han creado un nuevo clima de confianza y afecto.
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