Fuente: Noticias Telemundo
Un equipo de Noticias Telemundo estuvo presente durante una prueba con la vacuna experimental. Las compañías farmacéuticas Moderna, Pfizer y AstraZeneca necesitan reclutar a miles de latinos para lograr la máxima efectividad.
Por Juan Cooper y Edgar Muñoz / Noticias Telemundo Investiga
Tina Neira, una abuela de origen mexicano de 74 años, acudió el martes a su cita para recibir la primera dosis de una vacuna experimental contra el COVID-19 con algo de temor, pero con la convicción de que estaba haciendo lo correcto para proteger a su familia.
“Tengo un poco de preocupación de que vaya a sufrir efectos secundarios graves, pero los doctores me tranquilizaron y me dijeron que serían no más dolores de cabeza, o un poco de fiebre”, aseguró.
Algunos días en la semana Tina debe cuidar a su nieto de 4 años mientras su hijo y su nuera trabajan. Uno de sus grandes temores es contagiar al niño o a sus padres, por eso superó sus miedos y reunió el valor para presentarse a la clínica de Advanced Clinical Research, ubicada en un suburbio de Austin, Texas, uno de los 89 centros médicos en los Estados Unidos donde se está suministrando la vacuna experimental contra el coronavirus mRNA-1273 de la compañía Moderna.
“Me sentiría muy mal si yo llegara a contagiar a mi nieto o a uno de mis tres hijos y que no pudieran ir a trabajar, por eso me quise vacunar”, explica Tina un día después de haber recibido la vacuna. Asegura que pasó una buena noche y que no ha sentido ningún efecto hasta el momento.
La fase 3 del estudio de Moderna requiere que treinta mil voluntarios sean inyectados con la vacuna que están desarrollando, y alrededor de un 18% de ellos deberían ser latinos, pues ese es el porcentaje aproximado de la población hispana en el país. Además, esta ha sido la comunidad más afectada en los EEUU por la pandemia, y por eso las clínicas están tratando de atraer a nuevos voluntarios.
Incentivos económicos: 90 dólares por visita y 25 dólares por cuestionario.
Además de recibir la vacuna y quedar protegidos contra el COVID-19, las clínicas donde se realizan las pruebas ofrecen un incentivo más: una compensación económica atractiva para los voluntarios. Tina recibió una tarjeta débito con 90 dólares, y cada vez que vaya a su cita de muestra de sangre le depositarán la misma cantidad. En total, le dijeron que serán siete visitas a la clínica, así que se embolsará 630 dólares.
“Ese dinero me sirve para ponerle gasolina a mi carro y comprar comida; estoy segura de que a muchos hispanos les haría bien recibir un dinero extra”, añade.
Pero aún hay más. La abuelita mexicana tuvo que descargar una aplicación en su teléfono celular, donde debe responder un cuestionario sobre su estado de salud cuando le llega una notificación. Cada vez que rellena el formulario le abonan 25 dólares a la tarjeta de débito que le entregaron. Durante las primeras 24 horas posteriores a su primera cita ya ha respondido dos cuestionarios distintos, es decir, le han abonado 50 dólares adicionales.
“Quién sabe cuántos cuestionarios me toque responder de ahora en adelante, pero es muy bueno que le paguen a uno por eso. No te piden el seguro social, ningún papel. Mucha gente tiene miedo a vacunarse, pero yo les recomiendo que lo hagan. Si los latinos supieran esto, no dudo de que aparecerían más voluntarios”, asegura.
Cuando preguntamos a los voceros de la clínica de Advanced Clinical Research sobre las compensaciones económicas a los voluntarios, prefirieron no comentar sobre el tema.
La vacuna te necesita: estos son los voluntarios ideales.
El doctor Gregg Lucksinger, director médico de Velocity Clinical Research, la compañía que maneja la clínica donde Tina recibió su vacuna, asegura que la diversidad de los candidatos en las pruebas es fundamental para garantizar que la vacuna sea eficiente en la mayor parte de la población.
“La idea de la vacunación es que debe haber una distribución genética amplia, necesitamos hombres y mujeres de distintos grupos étnicos y de ambientes distintos, incluso la forma de alimentarse puede marcar una diferencia”, aseguró el doctor Lucksinger.
Los mejores candidatos son aquellos que estén en contacto diario con muchas personas; ellos son los más expuestos al virus. En cambio, las personas que trabajan desde sus casas y salen poco a la calle, tienen un riesgo de contagio muy bajo, así que no ayudarían mucho al estudio.
“Necesitamos cajeros de banco, auxiliares de vuelos comerciales, trabajadores de la salud, conductores de buses y personas que tienen que ir a distintas casas en un día como plomeros, o trabajadoras del hogar”, asegura el doctor Lucksinger.
Para quienes deseen ser parte del estudio clínico, el sitio web https://coronaviruspreventionnetwork.org/ ofrece toda la información sobre el proceso y permite completar una encuesta que determinará si se cumplen los requisitos para registrarse como voluntario.
¿Cuándo estará lista la vacuna, según quienes trabajan en ella?
Aunque el presidente, Donald Trump, ha repetido en varias ocasiones que la vacuna estará lista “antes de las elecciones de noviembre”, los científicos no son tan optimistas. Creen que el desarrollo de la fase 3 y la posterior etapa de producción de la vacuna podría tomar algunos meses más.
“Si todo sale bien, podemos tener la vacuna para comienzo del próximo año. El reto es que tengamos un producto que tenga al menos un 50% de efectividad, eso ya sería una ganancia enorme. En diciembre del 2019 no sabíamos nada de este virus y ocho meses después ya estamos en la fase 3 de pruebas clínicas, eso nunca se había visto”, destaca el doctor Lucksinger, quien ha trabajado en el desarrollo de varios tratamientos para pacientes de VIH y Hepatitis C, y también fue voluntario médico durante la epidemia de ébola en África occidental.
“Las vacunas son útiles para controlar el virus, pero seríamos tontos si solo hiciéramos esto. Es necesario usar el cubrebocas, lavarse las manos y mantener la distancia social”, recuerda Lucksinger.
Una vacuna distinta a todas las anteriores.
Según cifras analizadas por Noticias Telemundo Investiga, Moderna ha gastado casi dos mil millones de dólares en el desarrollo de esta vacuna contra el COVID-19, incluyendo fondos propios de la compañía adquiridos con la emisión de nuevas acciones, dinero proveniente de un programa del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HSS) del gobierno de los Estados Unidos y una financiación adicional de Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI), una coalición liderada por el magnate estadounidense Bill Gates para la prevención de epidemias en el mundo.
Estos recursos se han utilizado para desarrollar la vacuna más moderna que se ha visto hasta el momento, según el investigador asociado en microbiología de la Universidad de Cornell, Javier Jaimes, que lleva 12 años estudiando los distintos tipos de coronavirus.
“Desde el punto de vista del diseño, la vacuna de Moderna utiliza un mecanismo novedoso en el que se entrega información genética a la célula para que fabrique las partes del virus que generan inmunidad, sin generar ningún cambio en la célula; eso nunca lo había visto”, asegura Jaimes.
Por eso, este investigador colombiano cree que la vacuna de Moderna le lleva una leve ventaja de tiempo a sus competidoras de AstraZeneca y Pfizer.
“Con la pandemia del COVID-19 estamos viendo el desarrollo de un tipo de vacunas de última generación, es un logro muy grande a nivel científico que da cierta confianza de que las cosas van a salir bien”, dice Jaimes, quien además asegura que la duda más grande que existe en este momento es cuánto tiempo de inmunidad darán esas vacunas, y para saberlo sólo queda esperar años.
Por lo pronto, pacientes como Tina Neira sienten que, con la vacuna en su cuerpo, podrán retornar a la normalidad que tenían meses atrás, antes de que la pandemia tocara la puerta de sus casas.
Si estás participando en las pruebas de la vacuna experimental y quieres contar tu caso, puedes ponerte en contacto con ntinvestiga@nbcuni.com o juan.cooper@nbcuni.com
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine