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CON LAS VENTANAS CERRADAS

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Cuando caminas por la calle casi nadie te mira a los ojos…  Nadie quiere saber nada de los demás, los ojos son ventanas del alma, dicen, y nadie quiere ver por tus ventanas…. Nadie quiere asomarse siquiera.

“¿Qué le veo, si ya sé lo que hay dentro?”  

Las pocas miradas que encuentras -y son rápidas- son miradas de desconfianza o de coraje…… Y tú no entiendes….. ¿Por qué desconfía, si no le voy a hacer nada?  ¿Por qué me ve con coraje, si no le he hecho nada?

Lo mismo han de decir de ti los otros que te ven.

Es triste vivir desconfiando de los demás, pero es todavía más triste saber que hay motivos suficientes para ser desconfiados.

La desconfianza nos cerró los ojos. Desconfiados, nos volvimos agresivos, como el perro que teme que los demás perros le quiten el hueso.

Muchos piensan que porque somos muchos en el mundo la vida ha bajado de precio y para muchos ‘La vida no vale nada’. Hay quienes por unos cuantos pesos son capaces de matar, son capaces de causar sufrimiento a los demás sin sentir remordimiento, son capaces de torturar, a veces porque en ello encuentran placer.

Robamos, engañamos, no nos importa la vida de los demás, por eso no los vemos a los ojos. Nos podemos ver nosotros reflejados. Podríamos ver en los ojos de los demás nuestras angustias, ver en esos ojos nuestros temores, al final solo nos quedaría abrazar con compasión al próximo que tiene los ojos -como nosotros- cerrados a los demás porque no puede confiar en los demás, porque no podemos confiar en los demás.

¿Sabes los estragos que puede causar un lobo en una manada de confiadas ovejas?  Porque es la naturaleza del lobo ser agresivo, mientras que las ovejas son tranquilas, pacientes, sin mucha malicia.

Creemos, o quisiéramos creer que la naturaleza del humanos es como la de las ovejas, tranquila, apacible, y no agresiva y guerrera, pero desafortunadamente la experiencia nos ha enseñado que el hombre, como decían los romanos, es lobo para hombre… homo homini lupus est…

La desconfianza es la madre de la inseguridad… dicen, pero también puede ser que la inseguridad sea la madre de la desconfianza… A lo mejor no son hija y madre, a lo mejor son gemelas… y, para que me muerda, lo mismo da perro que perra.

Vivir con desconfianza, vivir con inseguridad es una vida muy mediocre… muy poca vida. Y así vivimos buena parte de la humanidad. Dichosos los que viven sin guerras, sin asesinatos, sin robos, sin secuestros, sin violaciones ni abusos a los niños… Dichosos los pueblos que pueden vivir confiados… tranquilos.. ¿Sabes de alguno?

Habrá pueblos donde los hombres vivan como hermanos… ¡Claro que hay muchos pueblos donde los hombres viven como hermanos!… Como Caín y Abel, pues.

Digo yo que antes de andar tan preocupados por descubrir planetas habitables, antes de preocuparnos por encontrar agua en Marte y preocuparnos por el calentamiento global, la contaminación ambiental y demás daños que causamos al planeta, deberíamos de preocuparnos por hacer esta vida mejor entre los humanos, si no va a servir la vida, si la vamos empeorando cada vez más ¿de qué nos sirve tener bonito tiempo y buenas temperaturas si ni siquiera podemos salir tranquilos a la calle o a los campos a disfrutarlas… Y si no tenemos una buena raza humana bien civilizada ¿para qué la vamos a llevar a llevar a otros planetas? ¿Para contaminar el universo? Educación, hermandad, y valores humanos deberíamos promover… Lo demás vendría por añadidura.

Como dijo aquel que dijo: Lo único seguro en la vida es la muerte y los impuestos, lo demás es inseguro… y la inseguridad y la desconfianza, como dijimos, van de la mano.

Una de las primeras inseguridades que se deben de solucionar es la inseguridad económica… Aseguran que cuando hay poco desempleo hay poco crimen…. No se necesita ser sabio para entender que es porque la gente se siente tranquila económicamente, tiene para comida renta y medicinas por lo menos. Hasta eso, que no pedimos mucho los pobres, sólo una seguridad de tranquilidad para nuestras familias: casa, vestido y sustento… los lujos se los dejamos… Salud y saludos

El Pilón.- La mayoría de los países capitalistas no tienen capital, lo consiguen prestado, igual que tú y yo, de los súper-capitalistas: Los banqueros.

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