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Conejito Dormilón

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Se puede decir que Conejito era un dormilón de primera. Todos los dias se la pasaba tiradote en la cama solo comiendo y viendo.

Se puede decir que Conejito era un dormilón de primera. Todos los días se la pasaba tiradote en la cama sólo comiendo y viendo la televisión. Como era hijo de una familia rica lo tenía todo y por tal motivo no se preocupaba por buscar un empleo.

El estilo de vida que llevaba nuestro amiguito de largas orejas lo estaba poniendo cada día más gordo, tanto que llegó el momento en que su criada, el ave Nicamora, tenía que ayudarlo para levantarse de la cama. Y es que estaba tan pesado que era incapaz de realizar esto por sí solo.

“Da pena verle así. ¡Qué grasiento y repelente se ha puesto!” -pensó una linda conejita, que lo había conocido antes de verlo en tal estado. Por su parte el conejo contemplaba a la conejita mudo de asombro ante su exquisita belleza cada vez que pasaba junto a su casa.

Se había enamorado perdidamente de la dama. Y cuando Conejito quiso acercarse a ella, ésta se alejó, con gesto despreciativo. Esta fue razón suficiente para que Conejito perdiera hasta el sueño y comprendiese que la vida es mucho más que comer y dormir.

Al mirarse en el agua del río comprobó lo feo y gordo que estaba. Desde ese momento, Conejito hizo el firme propósito de buscar trabajo, hacer gimnasia para adelgazar y dormir sólo lo necesario.

Quizá, con el tiempo, Conejita cambie de opinión respecto a él. Pero de momento, él tiene que recuperar el tiempo perdido, su autoestima… y la figura!

Moraleja:

¡La vida debes aprovechar, si tus metas quieres lograr!

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