En vísperas de su Convención Nacional que tendrá lugar del 15 al 18 de julio en Milwaukee, el Partido Republicano develó una de las plataformas más anti-inmigrantes de la historia del país.
La lista de promesas contra los migrantes refleja con claridad el pensamiento político de Donald Trump y confirma el eje central de su campaña a la presidencia: el ataque visceral contra los migrantes.
La primera promesa de los republicanos es cerrar la frontera con México, tal como lo ofreció recientemente el propio Trump cuando aseguró que sería una de las primeras acciones si gana las elecciones del 5 de noviembre y se convierte en “dictador” por un día.
En segundo lugar, los republicanos prometen implementar el más grande operativo de deportaciones en la historia de los Estados Unidos, a fin de detener lo que califican como la invasión de indocumentados al país.
Para lograr su objetivo, los republicanos proponen restablecer el polémico Título 42 que permitió la expulsión de cientos de miles de personas durante la pandemia, así como revivir la política “Quédate en México”.
Pero incluso van más allá. Proponen retirar a los soldados de otras partes del mundo y enviarlos a la frontera con México, además de llevar a cabo un inédito bloqueo marítimo total en la región para frenar el ingreso de fentanilo y precursores químicos.
Finalmente, se comprometen a llevar a cabo uno de los principales sueños de Trump: completar el muro en la frontera con México, para lograr su meta de sellar la frontera a los migrantes.
La lógica detrás de todas estas propuestas se basa en la idea de qué los migrantes vienen Estados Unidos a cometer delitos, a desplazar a trabajadores estadounidenses y hacer una carga desproporcionada para la economía de este país.
Todos sabemos que esas premisas son falsas. Los migrantes no cometen crímenes en tasas mayores que los estadounidenses realizan trabajos que la mano de obra local rechaza y su beneficio neto para la economía de Estados Unidos es positivo, como quedó demostrado durante la pandemia.
La realidad es que una plataforma electoral basada en políticas anti-inmigrantes no sólo es moralmente cuestionable, sino también ineficaz y contraproducente.
Las soluciones reales a los problemas económicos y de seguridad no se encuentran en la exclusión y la represión, sino en la inclusión y la integración.
Los políticos que realmente desean servir a sus comunidades deben buscar políticas que reconozcan y valoren las contribuciones de los migrantes, y que promuevan una sociedad más justa y equitativa para todos.
Donald Trump presume que tiene en la bolsa a más votantes latinos que otros candidatos presidenciales e incluso se ha acercado a las minorías de color para cortejar su voto. Algunas encuestas sugieren que sus avances están teniendo parcialmente éxito.
Pero el veredicto de las políticas migratorias, económicas, educativas y de derechos reproductivos de Trump y de los republicanos será emitido el 5 de noviembre. Porque la belleza de la democracia es que nada está escrito y el capítulo final lo escriben quienes votan. Tu voto es tu voz, pero también es la voz de millones de migrantes que no son elegibles para votar.
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