Todo hombre, cuando se convierte en padre, casi automáticamente se convierte también en el mandón por tradición… Y aunque a veces nadie le haga caso, suele decirse que “es el hombre de la casa”, sobre todo mamá al referirse a su esposo y padre de sus hijos… “Pregúntale a tu papá”, reclama la madre, si de permisos se trata.
Así se ha considerado el rol del hombre dentro y fuera del hogar: el más fuerte, el que da la última palabra, el regañón, el temido y en ocasiones, sobre todo cuando de hijas se trata, el apapachador.
Pero casi nada es eterno, y llega el momento en que el padre pierde autoridad ante los hijos, porque éstos se van de casa o porque ya no tiene la misma energía para imponer su carácter.
Lo mismo sucede con su papel de esposo: la mujer, al paso de los años, se va desentendiendo de él y deja de darle toda su atención en casa.
La psicóloga Josefina Costilla, comenta que en la relación de pareja muchas veces los padres se contradicen frente a los chicos y eso puede restarles autoridad ante ellos. “Por ejemplo, cuando el pequeño hace una rabieta y el padre lo reprende, pero la mamá entra a contrarrestar la orden, ahí se le quita autoridad’’, dice la psicóloga.
Se supone que el hombre es quien manda, quien decide y castiga en el hogar, agrega, porque así se les educaba antes, y empezar a discutir delante de los pequeños puede restar autoridad.
A veces el papá, por trabajo, flojera o negligencia no presta atención a la familia en las cosas más esenciales, desde un saludo, una supervisada en las tareas o platicar sobre lo que hicieron; en esos ‘detalles’ los hijos sienten que el padre declina su autoridad en favor de la mamá, porque ella es la que está más al pendiente de las cosas cotidianas. Por eso ella es la de mayor confianza, de esta forma le quita autoridad al padre, sobre todo en los permisos, ya que él llega tarde del trabajo y no se da cuenta de qué sucedió.
Pierde autoridad ante la mujer
¿Qué pasa cuando la mujer, cansada de vivir bajo el mando de su esposo, se da cuenta que ya no es tan necesario someterse, porque los hijos han crecido, son independientes, ya no hay tanta obligación o él es jubilado?
La psicóloga comenta que la mamá ya tiene otras expectativas visualizadas como, “ya no necesito de ti porque mis hijos están grandes y me pueden sacar adelante”, lo que le va quitando jerarquía al esposo.
Cuando el hombre llega a cierta edad, las cuestiones de trabajo pesan más, porque se siente en desventaja ante las nuevas generaciones y muchas veces sin razón, pero siente que lo van a desbancar. Es cuando los hombres van perdiendo seguridad en sí mismos ya que piensan que los van a reajustar y perder su trabajo y si la mujer, lejos de ayudar o comprender, lo regaña porque está dejando un empleo o por cualquier otra cosa delante de los hijos, eso contribuye más a la caída del marido.
Para evitar que el padre (o la madre, que también suele suceder) pierda la autoridad ante sus hijos, en la etapa de cuando están pequeños es muy importante que si uno de los padres da una orden, el otro no salga con contradicciones para no restarse autoridad, también cuando el progenitor llega muy cansado y empiezan a darle quejas los hijos, se va cargando de energía negativa, aunada a la que ya traía del trabajo y lo más seguro es que explote. Entonces el niño toma otra actitud referente a su papá, piensa que es malo y al crecer tiene la imagen de un padre negativo y una madre consentidora.
Castilla indica que cuando el padre pierde el mando es porque él mismo va erosionando las normas, y los hijos, al ver las conductas que no se cumplen, o cuando hay falta de respeto de la mamá, ellos declinan el poder de la autoridad.
“La incongruencia entre lo que el padre dice y hace también hace que pierda credibilidad ante los hijos y la esposa. También cuando el papá hace cosas en contra del núcleo familiar y el dinero se lo malgasta, además de perder el respeto a sí mismo lo pierde ante lo hijos, porque ellos pueden pensar, ‘mi papá parece que no nos toma en cuenta’; es una reacción recíproca, en donde el papá no toma en cuenta a la familia y ellos por venganza psicológica tampoco lo toman a él”, explica.
Finalmente otro de los puntos es cuando los padres abusan de su autoridad: “Esto se hace así, porque así lo digo, porque soy tu padre”; básicamente esto le resta credibilidad ante sus hijos y si eso va aunado a que en ocasiones mamá no toma en cuenta a papá para tomar decisiones, esto termina con aquel arrogante mandón por tradición… y lo convierte en un simple gruñón. --
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