Cuando se habla de ayuda económica a los países centroamericanos, a menudo se piensa que tal asistencia va directamente a engordar las arcas de los gobiernos de esta región.
La ayuda económica no funciona de esa manera y a menudo no involucra a los gobiernos de otros países, sino es dinero que está normalmente direccionado a las organizaciones sin ánimo de lucro o comúnmente llamados Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).
Muchos de estos organismos socio-económico-políticos tienen bases y orígenes en alguna ciudad de Estados Unidos y son fuente de trabajos para ciudadanos norteamericanos en otros países. Es decir, una gran cantidad de profesionales universitarios que no han podido insertarse en el mercado laboral estadounidense deciden emprender su carrera profesional en otros países por necesidad o altruismo.
Lo cierto es que sus ingresos y de otros trabajadores afiliados a las ONGs provienen de las regalías del gobierno estadounidense. En 2017, los países centroamericanos recibieron aproximadamente $655 millones de dólares; en la actualidad, esa cantidad se redujo a $530 millones.
World Visión, Care, Médicos sin Fronteras, entre otro centenar de ONGs, han sido los baluartes en la lucha contra las “enfermedades sociales” de Honduras, El Salvador y Guatemala. Si estas organizaciones no estuvieran haciendo estas labores sociales, el número de migrantes a Estados Unidos incrementaría notablemente.
Por obvias razones, la política de reducción de ayuda económica a Honduras, El Salvador y Guatemala del actual gobierno norteamericano haría un tremendo daño a lo planificado por las ONGs en la lucha contra los problemas de las pandillas, la pobreza, la corrupción, etc.
Es justo mencionar que el mal pandillero en Centroamérica es el pecado de los gobiernos estadounidenses. Los Ángeles y otras ciudades cosmopolitas fueron cunas de la Mara Salvatrucha, La M, Calle 18, Nuestra Familia, etc.
Algunos miembros de estas pandillas fueron expatriados a sus países de origen. Esta gente no sólo reemprendió sus actividades delictivas en sus países de origen, sino que crearon un ambiente de terror.
Los objetivos de los pandilleros ya no son migajas de la droga; por el contrario, es el control total de las vías de acceso hacia México y Estados Unidos. En tal sentido, la guerra ha sido cruenta entre pandilleros y la policía. Las víctimas han sido su población, que hoy buscan horizontes nuevos para vivir en paz.
Una política de reducción de la ayuda económica estaría reproduciendo todos estos males en los tres países. En vez de mitigar el proceso migratorio, Trump lo estaría amplificando. Asimismo, su proyecto no tiene sentido. No es él quien tiene facultades en reducir o incrementar la ayuda económica al extranjero, sino el Congreso.
Dr. Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletter@yahoo.com
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