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CUANDO SEA GRANDE, QUIERO SER COMO Tú!

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 y es de ellos de quienes los hijos, aprenden e imitan prácticamente todo…

  Seguramente, muchos padres han escuchado a su hijo pequeño decir “¡Cuando sea grande, quiero ser como tú!”. Esta frase, viniendo de aquella persona a la cual tanto se ama, puede sonar como música para los oídos del padre… Pero esa misma música debe convertirse  también en una fuerte llamada de atención al crecimiento personal. 

   Al pasar al frente, el niño Carlos no supo qué decir. Debía explicar a sus compañeros de tercer grado a quién de sus dos padres quería parecerse cuando fuera grande y el porqué, pero él se quedó en silencio.

  Y es que no había mucho que contar acerca de ellos; en realidad poco los ve ya que ambos trabajan mucho y no tienen tiempo, y el que tienen lo dedican en otras cosas, menos en él. Además, seguido andan de mal humor y peleando. 

 Y como ellos, muchos padres dedican poco o nada de atención a sus hijos. Sólo se preocupan en darles, lo que ellos piensan que es indispensable: ropa, alimentos, diversión, juguetes, dinero, estudios, etc., pero se preocupan poco en obsequiarles lo verdaderamente indispensable:  atención, comprensión, tiempo, apoyo y amor. 

  Y es que muchos progenitores no se percatan que estas son las cosas en que los hijos se basan para decir: “Cuando sea grande, quiero ser como tú” 

  Y precisamente, teniendo eso en mente, le invitamos a reflexionar un poco, con la siguiente historia:

  Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal… Pero yo tenía que viajar, tenía tantos compromisos! 

 Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, comenzó a hablar cuando yo no estaba… ¡Que rápido crece mi hijo! 

  A medida que crecía, me decía : ¡Papá, algún día seré como tú!. ¿Cuándo regresas a casa, papá?

– No lo sé, hijo, pero cuando regrese, jugaremos. 

 Recuerdo cuando cumplió diez años y me dijo:

¡Gracias por la pelota, papá!, ¿juegas conmigo?

– Ay!, hijo!, perdóname, pero hoy tengo muchísimo que hacer.

– Está bien, papá, otro día será…. Se fue sonriendo, siempre en sus labios las palabras “Yo quiero ser como tú!”.

 Con qué felicidad lo vi cuando regresó de la Universidad, hecho todo un hombre.

– Hijo, estoy orgulloso de ti -le dije- siéntate y hablemos un poco.

– Hoy no, papá, tengo compromisos, por favor préstame el carro para visitar algunos amigos. 

  Ya me jubilé y mi hijo vive en otro lugar. Hoy lo llamé: ¡Hola hijo, quiero verte!

– Me encantaría, padre, pero es que no tengo tiempo; tú sabes, mi trabajo, los niños! ¡Pero gracias por llamar, fue muy bonito oír tu voz! 

… Al colgar el teléfono me di cuenta de algo muy triste… ¡que mi hijo “era como yo!”

  Esta historia nos debe recordar que el comportamiento que mostremos ante nuestros hijos será aprendido por ellos, y posteriormente lo reflejarán en su vida adulta.

  Como modelos que somos, debemos enseñar a nuestros hijos pautas de conducta que les beneficie cuando ya sean adultos. El niño tiene una gran capacidad para imitar. Gracias a esa imitación aprende a ser hombre haciendo suyas las pautas que ve. Consejos para ser un mejor padre 

 Respetar a la madre de sus hijos: Una de las mejores enseñanzas de un padre a sus hijos es respetar a la madre de éstos. Es sumamente importante respetarla y apoyarla frente a ellos, y es  que cuando se respetan entre sí, y sus hijos lo ven, eso  no lo olvidaran y así actuaran en la vida. 

  Pasar tiempo con sus hijos: Lo que hace un padre con su tiempo les dice a sus hijos lo que a él le importa. Si usted siempre esta ocupado y no tiene tiempo, ellos van a sentirse descuidados, no importa lo que usted diga. El pasar tiempo con sus hijos es esencial. Los niños crecen tan rápido, y no se puede recuperar las oportunidades perdidas. 

   Ser un modelo para imitar: Los padres son modelos para sus hijos. Una niña que pasa tiempo con un padre cariñoso crece sabiendo que merece ser tratada de una manera respetuosa por los varones. Los padres deben enseñar a sus hijos lo que realmente importa en la vida, como demostrar honradez, humildad, y responsabilidad. 

 Mostrar cariño: Los niños necesitan la seguridad que viene del saber que son queridos, aceptados, y amados por su familia. El padre, particularmente debe mostrar afecto a sus hijos y de ser necesario estar dispuesto a abrazarlos y besarlos sin hacerlos sentir incómodos, sólo para demostrarles que los ama. 

  Recuerde: la primera escuela de los niños no es el kínder o prekínder, sino el hogar, y usted no sólo será su primer maestro, sino el más importante en la vida de ellos!

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