Poco después de casarse, la joven se enfrenta a la realidad de su nuevo mundo y empieza a extrañar lo que tenía… Hasta que no se habitúa a esa su nueva vida!
Por: Mary Lau
El matrimonio es un cambio de vida, es compartir tu espacio con alguien más o despertar todos los días al lado de la misma persona, eso cuando se es joven o se casa por primera vez, genera angustia en la mujer ya que se enfrenta con la realidad de lo que será su nuevo mundo.
‘‘A la semana de haberme casado, empecé a sentirme rara. Como fuera de lugar. Amo a Leo, pero aun así extrañaba mi cama, el baño para mi sola, las tardes con amigas o hacer ‘nada’ en casa, pero sin que me preguntaran ¿qué hiciste?… y no sé por qué cierta nostalgia me invadía y, la verdad sea dicha, me empecé a sentir deprimida”, comenta Alicia, de 25 años y casada seis meses.
Al respecto la psicóloga Raquel Villafuerte afirma que en ocasiones la forma de ser convencional de algunas mujeres hacen que el evento del matrimonio cobre demasiada importancia, debido al reconocimiento social y familiar de la condición de casada.
“En sí, la expectativa más que en la vida común de pareja está puesta en la ceremonia, en ese evento de casi de cuento de hadas, pero que a los pocos días, las mujeres se enfrentan a una nueva situación, ya que tienen que hacer una serie de cambios en lo que hasta ese momento era su rutina”, dice la psicología.
También el matrimonio a veces es una razón para separarse de la familia de origen y alcanzar la independencia, pero en el momento de darse cuenta que ésa no es la mejor forma de liberarse, la nostalgia puede invadirte.
“Ahí es donde empiezan a extrañar a la familia, a mamá, a papá y todo lo que era su vida antes de casarse, porque después de la ceremonia se enfrentan también a las obligaciones de las relaciones matrimoniales, y en algunos casos es cuando entra cierta depresión”, agrega Villafuerte.
La unión matrimonial también genera un duelo, independientemente del sentimiento que se tenga por la pareja, porque comprometerse de por vida implica dejar cosas que seguramente se extrañarán.
Es ahí donde entra esa depresión como parte del cambio y que, aunque la pareja se ame, entra en un periodo de conocerse, de acoplarse, de distribuir sus funciones y también ciertos roles en las actividades y viene la parte real de la relación matrimonial.
Esa adaptación al otro, puede ser dura durante el primer año de convivencia como pareja, pero en ocasiones se presenta cuando se tiene el primer hijo, y esta nueva presencia genera un cambio en la dinámica de pareja.
No hay que perder de vista lo que viene
Al pensar en el matrimonio es importante no sólo enfocarse al ritual de la compra del vestido, la reservación del salón y la búsqueda de los recuerditos; es importante pensar también en lo que será tu nueva etapa de mujer casada para que no tengas sorpresas.
“Si la gente así tiene sus valores y para esa persona es importante la realización de la ceremonia, está bien que lo disfrute, pero que sepa que eso es sólo una parte nada más y que viene otra diferente después de la fiesta”, comenta la sicóloga.
Pensar que el matrimonio es para toda la vida puede ser una presión importante tanto para el hombre como para la mujer, quienes comienzan a cuestionarse si realmente es eso lo que quieren para ellos, convivir con esa persona y dormir con ella el resto de la vida.
La depresión también puede presentarse por las actividades que se abandonan a causa del matrimonio, el tiempo libre, el descanso que sacrifican, y la individualidad sienten que se pierde.
Aunque la depresión posterior a la boda puede presentarse como una característica normal del cambio, hay que estar atentos a manifestaciones agresivas hacia el otro, ya que las ofensas personales o hacia la familia del cónyuge de forma recurrente puede ser un llamado de alerta a una inconformidad más profunda y la cual para encausarla requiere de amor, y mucho, pero sobre todo, de madurez.
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