Ganas tengo de arrullarte en mi pecho posar en tus labios de un beso seductor, y en la penumbra de mullido lecho entregarte, extasiado este gran amor.
Ganas tengo de arrullarte en mi pecho
posar en tus labios de un beso seductor,
y en la penumbra de tu mullido lecho
entregarte, extasiado este gran amor.
Brillando esos tus ojos de alegría
y tu pecho, emocionado de pasión;
susurrando en mi oído tu me dirías
que solamente mío sería tu corazón.
Entonces, la luna y las estrellas
nos cubrirían con su resplandor;
ya no existirían cosas más bellas
que nuestro dulce y eterno amor.
La vida entonces sería diferente
disfrutaríamos de nuestra suerte,
viviríamos este amor eternamente
y no nos separaría ni la muerte.
Sólo Dios sabe como era
de claro y puro mi amor;
para ti solo, mis ojos
se vestían de fulgor.
Y tú metiste cariño
y yo te di el corazón;
¡qué cosas tiene la vida
y que dura es su lección.
Cuando creí que me amabas
nada, nada ambicioné,
a la fortuna y la gloria
orgullosa desdeñé.
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