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“EL BESO”, LA CARICIA QUE UNE MÁS A LA PAREJA

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Los problemas cotidianos, el tiempo de convivencia, los hijos, la costumbre, etc., ocasionan que la pareja, muchas veces se olvide de la más hermosa de las caricias

En pleno siglo XXI, la mayoría y sin distinción de edad, tenemos nostalgia de ternura y romanticismo en nuestras relaciones de pareja.

La ternura de aquél beso que todas (y todos) hemos vivido, algunas afortunadas lo tienen hoy día. Y es que un beso despierta los momentos mágicos de nuestra vida, tiene un tremendo poder erótico y nos revela cómo somos. Los besos suponen el acto más emocionante, tierno y privado del amor, y, sobre todo, ¡no podemos vivir sin ellos!

Mi sueño, tal vez demasiado ilusorio, es que un día hacer el amor deje de ser una tabla de ejercicios gimnásticos para convertirse definitivamente en un juego erótico de comunicación de afectos y sentimientos. Y el beso, aparte de ser maravilloso, hace que nos expresemos a cada momento con alguien a quien guardamos afecto. Para mí no existe nada más maravilloso que poder besar durante una hora continua.

¿Recuerdas aquellos besos que fueron capaces de hacerte sentir una fuerza por dentro, esos que te llenaron de felicidad y que a la vez te hicieron sentir un temblor en las piernas y mariposas en el estómago, algo que definitivamente no quieres que llegue a su fin? Nada sabe tan dulce como tu boca… Y lo mejor es que cuando cierras los ojos lo revives minuto a minuto, como si hubiera pasado hace dos segundos.

Para que un beso sea capaz de transmitir todas estas cosas debe ser bien dado, y por supuesto, quien lo da debe disfrutar dándolo. Porque muchas veces nos besamos sin poner algún sentimiento, como una rutina más de nuestra vida. Y aunque esto es mejor que no besarse nunca, hay que procurar que nuestros besos sean creíbles, como en las películas, en las que el actor pone toda su emoción para transmitir ternura y pasión.

Hay quienes aseguran que los besos dicen tanto de la persona como la escritura (y yo lo creo también); de la misma manera en que los expertos en grafología averiguan los rasgos íntimos de una persona por la forma que tiene su letra, es muy fácil saber cómo es la persona que te está besando por cómo lo hace.

El beso es nuestra tarjeta de presentación, tanto como novias o como novios, porque es muy difícil que alguien que no sepa besar pueda desenvolverse bien en las artes amatorias. Muchas relaciones no han pasado de un primer acercamiento porque los besos han sido desastrosos. Sin embargo, hay gente que tiene el privilegio de besar como los ángeles, aunque es cierto que la naturaleza no reparte estos dones: a besar se aprende besando.

Creo que lo importante en lo que a besos se refiere, es no tener prisa ni utilizarlos como un preámbulo de algo más, algo mejor que queda para luego. Ciertamente un beso nos predispone a una mayor intimidad con la persona besada; ya queda en cada una saber darle paso a otras caricias o no. Pero un beso es, en sí mismo, un acercamiento único con la persona que amamos.

El sitio eHarmony realizó una investigación cuyos resultados indican que el besarse es mucho más importante de lo que creemos. Las parejas estudiadas estaban conformadas por casados y novios con poco tiempo de relación. Los que estaban casados (o con una relación a largo plazo) afirmaron que necesitaban al menos un beso al día para sentirse bien con respecto a la relación. Por su parte, los que empezaban una relación buscaban entre 3 o 4 besos para estar satisfechos.

Esto se debe a que el beso es una gran forma de demostrar afecto y conexión en la pareja. Besarse genera oxitocina, que es la hormona encargada de aumentar la intimidad y la unidad entre una pareja. Un acto tan sencillo como besarse puede unir a la pareja enormemente, puesto que se sentirán más felices y conectados el uno con el otro, siempre y cuando estos besos sean frecuentes.

Hoy caí redonda en mis recuerdos de aquellos besos maravillosos, de aquel beso que me robaron en la calle, o de aquél que hizo vibrar todas las células de mi ser; de ese beso que nunca pasó; de ese beso que no di por apatía, por rutina; de ese beso que no pude dar porque la muerte no me dejó; de ese beso que nos dimos pero que en realidad no besábamos nuestras bocas, sino las almas. ¡Ahhh, ese beso!

Si tú, al igual que yo, te haz convencido que el beso es una de las más hermosas y sugestivas pruebas de cariño, amor y pasión, sobre todo estas dos últimas, puede, si lo desea, hacerte esta promesa a ti mismo: “A partir de hoy me hago este firme propósito (aunque sea cierto que los besos no me sepan como el primero): voy a besar más, como si fuera la última vez, voy a besar como principio y fin, sin esperar nada más después; voy a besar como estrella de película poniendo empeño; y voy a besar como cuando tenía 15 años, ¡con la plena sensación de estar viviendo!”

Por eso, si quieres recordar y comprobar que todo lo anterior es verdad, toma a tu pareja y empieza a comprobar por qué digo aquello de que: “el beso”, es la caricia que más une a la pareja!

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