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El Callejón del Beso.

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Caracterizada por sus calles angostas e inclinadas; por sus bellos edificios coloniales y su gran actividad cultural, la ciudad de Guanajuato es también un lugar lleno de misticismo, tradiciones, cuen

Caracterizada por sus calles angostas e inclinadas; por sus bellos edificios coloniales y su gran actividad cultural, la ciudad de Guanajuato es también un lugar lleno de misticismo, tradiciones, cuentos y leyendas, tal es el caso del “Callejón del Beso”. Ubicado en el centro de la ciudad, el callejón no solo es conocido en la ciudad, sino en todo México es famoso porque sólo mide 68 centímetros de ancho y los balcones de las casas encontradas, están casi pegados uno al otro, precisamente a la distancia de un beso. El lugar se localiza en las faldas del cerro del Gallo, en una barriada muy antigua, tal parece que fue de las primeras calles trazadas, si así se les puede llamar, en esta vieja ciudad.

Quienes han caminado por el lugar, saben que es tan angosta la callejuela, que al doblar una de las esquinas, si otra persona viene en sentido contrario y algo distraída, irremediablemente chocará con el otro y en un descuido, hasta un beso se darán. Pero curiosamente el nombre no fue dado por esa razón, sino por otra muy diferente. Esta romántica historia o leyenda, se remonta a la época de la Colonia, cuando la diferencia entre clases sociales era mucho las drástica y marcada que hoy en día, pero esto no importó mucho a dos enamorados, Carmen y Luis (aunque otra versión dice que sus nombres eran Ana y Carlos).

Las familias prohibían a estos jóvenes verse, sin embargo con complicidad de otros, ellos se citaban clandestinamente en esos balcones. Una noche la fatalidad quiso que el padre de Doña Carmen, los descubriera y en el momento de besarse con Don Luis y ahí mismo la mató… Ana era una española de una familia muy rica la cual vivía del lado izquierdo del callejón y Luis era un pobre minero y al que le prestaban un cuertucho en la casa del lado derecho, pero que para fortuna de ellos, sus balcones estaban tan cerca que casi se tocaban.

Pero como era de esperar, el padre de Carmen se oponía a la relación de los jóvenes, pues Luis era un pobretón y el señor tenía en mente desposar a su hija con un hombre de “muchas posibilidades”, es decir de su mismo rango social; en cambio el muchacho no era mas que un jornalero de las minas que ganaba un bajo salario y no se le veía futuro ni mejora. Noche a noche, los jóvenes enamorados sostenían lánguidas pláticas a través de sus balcones y hasta tocaban sus dedos. Era tal su pasión que en un momento dado se atrevieron a intentar darse un beso, de balcón a balcón. Pero justo en el preciso momento en que el padre de Ana hizo su aparición en escena, y al ver semejante atrevimiento desató en co1era y sentenció a muerte a su hija en caso de reincidir y no alejarse del mancebo.

Carmen, hija única del acaudalado caballero, conocía bien a su padre y sabía que era un hombre irascible y de palabra; por varios dias trató de obedecerlo, sintiendo un enorme dolor en el fondo de su alma, pero llegó un momento en que no pudo soportar la ausencia de su amado, atreviéndose nuevamente a salir a su balcón reiniciando así el idilio. El tiempo transcurrió, la pareja cada día más segura de su amor, prolongaba sus charlas cotidianas y hasta habían olvidado las amenazas del viejo.

Pero aquella fatídica noche, cuando menos lo esperaban, el padre entró a la habilación de la doncella, y al ver la romántica escena, rápido como un rayo descargó senda puñalada sobre la espalda de su hija. La joven agonizante extendió su brazo y se dice que el enamorado, con desesperación brincó de balcón a balcón y con la fuerza de un hombre joven y acostumbrado a trabajar, dio tremendo puñetazo en la mandivula al padre de su novia, a quien desmayó.

Luego tomó la mano de ella entre las suyas y la besó fervorosamente, mas tarde Carmen espiró. La noticia corrió como polvora por la pequeña ciudad y el padre de la joven fallecida fue hecho prisionero y encarlecado. Pero desde aquel momento en adelante, cualquier lugareño al referirse al susodicho callejón lo hacia diciendo: “Es a dos calles del callejón del beso”, “Vive justo en el callejón del beso”, etc.

Actualmente el lugar no solo se ha convertido en un atractivo turistico, sino que además se ha hecho una costumbre muy singular, todos los enamorados que visiten “El Callejón del Beso” deberán besarse en el tercer escalón de la casa de Carmen, contando de abajo hacia arriba así lograrán tener 15 años de felicidad, pero de no hacerlo tendrán 7 años de infelicidad… según cuenta la leyenda.

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