Mucha gente vive esperando un cambio en el mundo. Ciertamente es muchísima más la gente que quiere y espera un cambio que la gente que quiere que el estado de las cosas en el mundo se conserve tal cual está. Son los llamados conservadores, son pocos pero son poderosos y son los que se benefician con un mundo desigual que no quieren que cambie, porque ellos están muy bien, viven muy bien. Que haya contaminación en aumento, que el calentamiento global sea causado de un desarrollo desenfrenado y mal administrado, que todo parece indicar que nuestro planeta va por mal camino, a ellos no les preocupa, simplemente no quieren cambio… A todo esto ¿Qué es el cambio?
Cuando los que hoy somos viejos tranquilos éramos niños traviesos, sabíamos bien lo que era cambio, porque cuando nos mandaban a la tienda a comprar algo nos decían: “pero me traes el cambio, completo, no te lo vayas a gastar en dulces”. El cambio era lo que sobraba del billete conque pagábamos los cerillos o lo que nos hubieran mandado a comprar. También le decíamos morralla a las monedas que sobraban, o el suelto como también le decíamos a las monedas sueltas…
Algunos jugaban con la palabra suelto cuando decían: “después te pago, porque traigo, pero no suelto” que podría significar ‘traigo puro billete grande, no traigo morralla’ o bien ‘traigo, pero no quiero soltar’ (como algunos que podrían ayudar mucho a cambiar este mundo por uno mejor, pero no ‘sueltan’, pues.)
El caso es que aprendimos que el cambio es poca cosa y sabemos bien que no podemos esperar mucho cuando se habla de cambio.
Hace unos años, por ejemplo, mucha gente, sobre todo gente joven que no sabe como los viejos lo que es cambio, creyeron que las cosas iban a cambiar en este país cuando un hombre de raza negra llegó a ocupar la Casa Blanca…¡Un negro en la Casa Blanca! Cosa nunca vista, ahora sí iban a cambiar las cosas… Hubo cambios, claro, siempre hay cambios, lo dijo el griego Heráclito panta rei, todo cambia, pero cambios esperados, grandes cambios hubo pocos. Como hubo pocos cambios cuando México cambió un partido que había gobernado por muchas décadas por otro. Cambió el nombre, la realidad siguió igual. Como cuando cambias de ropa, sigues siendo el mismo…..
Tenemos que convencernos que un cambio de partido en el poder, un cambio de presidente, son cambios ‘morralla’ son de poco valor… El verdadero cambio que esperamos no es de pequeñas monedas, es de billetes grandes, es una transformación, una nueva forma de ver la vida y el mundo, y de entender que en este mundo no se trata de que el que tenga más saliva coma más pinole, sino de que el que tenga pinole comparta con los que no tienen. Sería tan fácil, pero es tan difícil. Debemos de entender que en este mundo, en esta vida, o convivimos como comunidad y humanizamos el mundo, o competimos divididos y acabamos con la racionalidad y el planeta.
Poco a poco fuimos dejando el gobierno del mundo en manos de unos cuantos grupos de poder que, a fin de cuentas, como los mandamientos de la ley de Dios, se encierran en dos … en dos grupos muy poderosos: uno que nos mantiene en guerras para vendernos armas y otro que nos mantiene enfermos para vendernos medicinas, que no curan, por supuesto, pero alargan las enfermedades y los negocios. Esos mismos grupos mantienen a los ‘gobiernos’ que creen que gobiernan, por más que es bien sabido que ‘aquí vive el presidente, y el manda vive enfrente’
Y como nacimos y crecimos gobernados, (casi siempre mal gobernados), seguimos esperando que alguien nos componga el mundo. Seguimos esperando que el cambio nos venga de arriba para abajo… Esperamos, y el que espera… pues no es manzana.
Si esperas y pides cambio, te van a dar la morralla, el suelto, nada de sustancia, las sobras.
Una cosa es tener fe en que el “cambio”, el verdadero cambio, se puede dar y otra cosa es esperar sentados a que llegue el “cambio”, hay que ir a encontrarlo a medio camino, hay que buscarlo, hay que provocarlo, entendiendo que si no cambias tú, nada cambiará, seguirás viviendo con la morralla.
Salud y saludos y hasta la próxima
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