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El Enemigo de Trump

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Por: Dr. Humberto Caspa

  “No necesitamos un aprendiz en la Casa Blanca”, insinuó el gobernador de Wisconsin Scott Walker con relación al temple de Donald Trump.  Luego exclamó: “Tenemos uno aquí…la gente no sabe quién eres [Trump] ni hacia dónde te diriges”.

  Después de tres horas largas al frente de la televisión –viendo y analizando un debate agotador—, finalmente se pudo apreciar al candidato político que hará daño al egomaniático y narcisista empresario de bienes raíces.  Ese personaje no es Walker, a pesar de haber hecho referencia de que es un político ineficaz.

  Tampoco es Jeb Bush.  El ex gobernador de Florida demostró más preparación a la hora de responder preguntas, pero también hizo notar sus novatadas y su falta de personalidad en el escenario.  Trump, quién estaba a su lado derecho, lo increpó, le cortó la palabra, le levantó la voz y lo trató como si fuera una de las figuras de su show virtual The Aprentice.

  Menos podría ser el senador Ted Cruz, quién se ha mostrado condescendiente a los proyectos anti-inmigrantes de Trump, a pesar de que “en la práctica” es una persona inmigrante como todos demás latinos que viven en Estados Unidos.  Cruz nació en Canadá y adquirió nacionalidad estadounidense gracias a su madre que nació en este país.

   El senador de Florida Marco Rubio no es el que derrumbará la campaña de Trump.  A pesar de su juventud, ayer demostró que es un candidato con mucho aplomo, seguridad y conocimientos, especialmente en cuestiones de política internacional.  Habló elocuentemente sobre la problemática en el Medio Oriente y generó una estrategia precisa de cómo hacer frente a Irán.

 Después de tres horas de debate, muchos piensan que Carla Fiorina es la candidata que pudiera desmantelar y detener a Trump.  Pero tampoco es ella.  Fiorina se presentó como una persona calculadora, con mucha personalidad y precisa en sus respuestas.  Increpó a Trump por su falta de tino en el negocio y le acusó de haber declarado cuatro bancarrotas en Atlantic City.

  Fiorina fue la que mejor se presentó en el debate, pero también hizo notar algunas debilidades que le restarán puntos a futuro.  Es una persona extremadamente formal, reservada y sin carisma.

   El candidato que derrumbará las pretensiones de Trump de llegar a la Casa Blanca es el mismo Trump.  Todos sabemos que es un egomaniático, un narcisista novelesco, un mentiroso patológico y un matoneador (bullying) sin límites.   Ayer increpó contra el senador Rand Paul el primer momento que tomó la palabra.   El tiro le salió por la culata.  Paul estaba muy preparado y lo dejó con la boca abierta.

   Sin embargo, la debilidad de Trump está en su falta de conocimiento de los problemas que aflige al país en cuestiones internacionales y en política doméstica.  Durante el debate hizo notar que no sabe ni “j” de lo que sucede en el Medio Oriente.  Su respuesta de cómo resolver el problema de Siria no convenció ni a su más adepto seguidor. No hubo coherencia en lo que dijo; sus respuestas, en general, no tienen sustancia.

   El electorado –en este caso el republicano— es muy cuidadoso a la hora de sufragar su voto.  Trump piensa que son “tontos”, “idiotas”, que se dejan convencer con una palabras de grandeza (nice, great…), pero está totalmente equivocado.  Muchos republicanos toman muy en cuenta la capacidad del individuo de resolver problemas a partir de propuestas concretas. 

Trump abrió una grieta en su polémico camino a la Casa Blanca.  Si es que persiste con su habitual figura de amarillista político y no logra generar un proyecto real de gobierno, sus seguidores le abandonarán uno por uno.  Trump ha encontrado a un enemigo acérrimo en su persona.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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