Era una noche azul; la primavera inundaba mis sienes y mis manos, y era el mundo, muchacha, un fruto inmenso.
Era una noche azul; la primavera
inundaba mis sienes y mis manos,
y era el mundo, muchacha,
un fruto inmenso,
cálido, abierto, mudo y entregado.
Sentí mi carne desprenderse, irse
por el paisaje misterioso y claro,
mi sangre fue con los arroyos lentos,
mi corazón perdióse en el espacio.
Era hermoso en la piel sentir el roce,
hecho leve suspiro, de los astros,
y tener en la mano, dulcemente,
un murmullo de nubes y de pájaros.
Me fundí con el aire, con las cosas,
sentí el fondo del mundo entre los labios
y palpité, en la noche inmensa, grande,
como un tremendo arcángel derramado.
Que es esta sensación que hoy siento,
es tan distinto, tan loco, no entiendo…
me llena de alegría pero también tiemblo,
todo esto me da mucho temor y miedo.
Me entregué a ti invadida,
por un bello y loco sentimiento,
sin inhibiciones ni prejuicios
que me ataban por tanto tiempo.
loco, descabellado, sin sentido,
no razona, sólo siente, sólo anhela,
no piensa en lo que es, o no es permitido.
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