El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, aseguró que próximamente firmará una ley que prohíba las denominadas “ciudades santuarios”, para eliminar las políticas locales que protegen a los inmigrantes indocumentados.
“También he emitido una orden cortando la financiación a las ciudades santuario”, publicó anoche en Twitter Abbot, quién estaba respondiendo a un usuario que preguntó si el gobernador podría hacer algo para cambiar la situación de la capital de Texas, Austin, en este sentido.
Con estas afirmaciones, Abbott respondió a algunos de los líderes demócratas de toda la nación que han declarado que no cumplirán con ninguna ley que restrinja la inmigración ilegal y que continuarán apoyando a las “ciudades santuarios”.
De hecho, el presidente electo, Donald Trump, basó su campaña en una fuerte retórica migratoria que incluye deportaciones masivas de indocumentados, la construcción de un muro en la frontera con México y amenazas de recortes federales a las “ciudades santuarios”, si persisten en estas políticas.
Las “ciudades santuario”, como Nueva York, Los Ángeles o Chicago, son localidades donde la policía y los funcionarios municipales tienen prohibido preguntar el estatus migratorio de las personas y tampoco colaboran con el Departamento de Inmigración en la detención de indocumentados para ser deportados.
Ninguna ciudad de Texas es una “ciudad santuario” de manera oficial, aunque en múltiples comunidades, incluidas Austin, Dallas y Houston, los jefes de policía prohíben a sus agentes indagar la situación migratoria de las personas para evitar la desconfianza de la población.
No obstante, en los últimos meses y a raíz de la elección de la nueva sheriff del condado de Travis, la demócrata Sally Hernández, Austin podría convertirse en la primera “ciudad santuario” oficial de Texas.
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