Este elegante y bello animal, pertenece a la familia de los antílopes, el impala es uno de los animales más cazados por los depredadores de la sabana africana: leones, panteras, chacales, hienas,
Este elegante y bello animal, pertenece a la familia de los antílopes, el impala es uno de los animales más cazados por los depredadores de la sabana africana: leones, panteras, chacales, hienas, etc. No obstante, este exterminio es necesario, ya que los impalas (y la mayoría de los bóvidos) se reproducen con mucha rapidez, lo que hace que la sobrepoblación de cualquiera de estas especies se convierta en una plaga para esta región.
En gran cantidad se defienden mejor
Frente a tantos carnívoros hambrientos, la mejor manera de sentirse protegidos es estar juntos, en una apretada manada de 100 o ¡hasta doscientos impalas! Cada grupo tiene su sistema de seguridad, aunque el más común es el de la vigilancia por turnos. Los impalas situados en los límites de la demanda otean el horizonte mientras los demás devoran hierba tranquilamente.
De pronto, un león entra en escena, se acerca hacia donde se encuentra la manada y, a una señal, el grupo de impalas se dispersa en todas direcciones, dando saltos prodigiosos ¡de hasta un tres metros de alto y 10 de longitud! La extraña y alocada maniobra tiene un fin: confundir al león y lograr que pierda de vista al individuo que pretendía cazar.
Un impala asustado es capaz de alcanzar velocidades superiores a las 45 millas en recorridos media-namente cortos de 300 ó 400 metros.
El harén y su vigilante
En algunas manadas sólo hay hembras, acompañadas de sus crías, ¡y un único macho!, el cual es el encargado de proteger y gobernar al grupo. Si alguna de sus “esposas” se aleja más de lo debido, el macho la mira agitando la cabeza. Esta señal basta para que la hembra se reintegre al hato.
Si algún otro macho se acerca a la manada, el líder de ésta sale en su defensa y se enfrenta al rival en una cruenta batalla en la que entrelazan sus cuernos (que pueden llegar a medir hasta 3 pies de largo), tratando de torcer el cuello del contrincante. El que lo logre primero quedará al mando de las hembras y tendrá la enorme responsabilidad de protegerlas ante los hambrientos felinos y cándidos que habitan la maravillosa sabana africana.
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