Cierta vez, un lobo cayó en la trampa que le habían preparado unos jóvenes pastores. Al ver a su presa, algunos de los muchachos comenzaron a patearlo y tirarle piedras. Pero uno de ellos compadeci
Cierta vez, un lobo cayó en la trampa que le habían preparado unos jóvenes pastores.
Al ver a su presa, algunos de los muchachos comenzaron a patearlo y tirarle piedras. Pero uno de ellos compadecido del pobre animal, dijo a sus compañeros:
– Dejen en paz a ese pobre lobo; si siguen golpeándole de esa manera, lo matarán.
A regañadientes, los chicos accedieron y se detuvieron. Apenas se fueron, aquel pastor dio algo de comer al animal.
Al caer la noche, el lobo salió del hoyo y, cojeando malherido, se escondió en su guarida.
Pasados unos días, el animal ya repuesto decidió vengarse.
Se dirigió a donde pastaba el ganado y mató a unas cuantas ovejas.
Al ver lo que estaba haciendo, el pastor que le había salvado la vida corrió hacia él y le suplicó:
– ¡Por favor, por favor, no le hagas daño a mi ganado!
– No temas muchacho -contestó el lobo-. Tú fuiste bueno conmigo, no te haré nada, sólo trato de perjudicar a los que me lastimaron…
Moraleja: La consideración y la bondad suelen ser recompensadas; no así la maldad!
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