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El Pato Guasón

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Por fin es viernes, y a Don Pato, que trabaja mucho, se le apetece tomarse un muy merecido descanso, pero hay un problema, hace mucho calor.

Por fin es viernes, y a Don Pato, que trabaja
mucho, se le apetece tomarse un muy merecido
descanso, pero hay un problema, hace
mucho calor. Afortunadamente se le ocurre
una idea, y dice a sus hijos:

– Muchachos, me voy a dar un chapuzón a
la piscina. Al oír esto, todos se encogen de
hombros y dicen: Papá, aunque el ambiente
está caluroso, la época de bañarse ya pasó.

El escepticismo de los patitos sirve de estímulo
a Don Pato, quien les tiene un detalle
guardado que sin duda, los sorprenderá.
“¡Ja, ja, ja,! ¡Se van a quedar como piedras
cuando vean que me tiro con todo y ropa
al agua! Soy desconcertante”, -piensa don

Pato mientras se dirige hacia la piscina.
En cuanto llega a ella, se arroja al agua
con buen estilo. Su hijos, aunque ya acostumbrados
a las extravagancias de su padre,
se quedan viendo perplejos ante tan arrebatado
acto. Uno de ellos, tras titubear, se
atreve a decirle:

– Pero…. ¡papá! ¡llevas el reloj puesto!.
Al escuchar esto, el rostro de alegría desaparece
de la cara de don Pato, al darse
cuenta de que su hijo está en lo cierto. Pero
ya era demasiado tarde para actuar y ahora
¡su precioso reloj ya no funciona pues le ha
entrado agua! ¡qué horror!.

Ahora son sus hijos quienes se ríen a tremendas
carcajadas de él, al verle dentro del
agua, azorado y sin saber qué hacer.
¡Qué fácilmente sustituye el llanto a la alegría
y el suspiro a la carcajada! La vida es
muy voluble, amiguitos.

Moraleja:
¡Al máximo la vida hay que vivir,
de lo contrario se puede arrepentir!

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