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¿Quién en su sano juicio rechazaría ganar 11 millones de dólares al año? ¿Cristiano Ronaldo por jugar en Qatar? ¿Messi por retirarse en un desconocido equipo chino? No, un profesor llamado Lam Yat-yan…
Este joven de 28 años acaba de pasar de una mareante oferta de un centro educativo de Hong Kong para que diera clase en sus aulas. ¿Su excusa? Que él no distingue entre tener 50 millones de dólares en el banco que tener 80 millones.
Sí, porque Lam Yat-yan ya es rico. Muy rico. Este docente experto en clases de motivación es una estrella en la antigua colonia británica. Sus lecciones emocionan a los alumnos de la universidad Beacon, en la que actualmente trabaja. Y por eso la universidad rival, la Modern Education, trató de robárselo con este cheque que casi le garantizaba ganar 1 millón de dólares al mes.
¿Pero cómo un profesor puede llegar a ganar tanto dinero? En este artículo del Financial Times se explica la locura por la educación que se está viviendo en Hong Kong. En esa región china se está viviendo la misma realidad que en Estados Unidos: los alumnos que van a las mejores escuelas son los que automáticamente consiguen los mejores trabajos y los que más dinero ganan. Pero al contrario de Norteamérica en donde los nombres de las universidades son la garantía de calidad y prestigio, en Hong Kong lo más importante es la plantilla de profesores que forman parte del centro.
Y por eso los maestros, cual futbolistas, van cambiando de equipo casi cada curso. Allí los padres están más preocupados de que sus hijos acudan con un determinado tutor para que luego puedan decir que han sido discípulos de él.
Además, factores como el envejecimiento de la población y el inmovilismo laboral, que hacen que los puestos de trabajo mejor pagados sean limitados, hacen que las familias ahorren grandes cantidades de dinero para que sus vástagos puedan tener las mejores oportunidades: una buena educación equivale a un puesto reputado y a una vida de éxito.
Viendo esta realidad, las diferentes universidades buscan fichar a los mejores profesores y no solo les dan un sueldo: también van a comisión por el número de matriculados. Así, en el artículo del Financial Times se asegura que si Lam Yat-yan hubiera decidido aceptar la propuesta de Modern Education, este centro habría conseguido un 40% más de alumnos.
Pero Lam Yat-yan ha preferido quedarse como está: dando clase y conferencias, además de cursos por Internet en los que cobra 500 euros por tan solo cuatro tutorías.
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