El Viralero
Benito Kozman
Que las madres sean extremadamente jóvenes o que los padres hayan pasado la primera etapa de la adultez podría ser un factor de peso en la gestación de niños con autismo.
Esta ha sido la conclusión de un estudio presentado esta semana en la revista Molecular Psychiatry. A partir de un sondeo masivo de más de 5,7 millones de menores nacidos en cinco países diferentes, la investigación pretende resaltar la incidencia de las edades de los progenitores antes un posible caso de autismo.
“La dimensión de este estudio explica lo categórico de los resultados”, declara su coautor, Michael Rosanoff, director de investigación de la salud pública en Autism Speaks, la organización que ha financiado el estudio. “Ahora podemos decir con seguridad que la edad avanzada de los progenitores es un factor de riesgo para el autismo.”
Estos hallazgos no son nuevos, matiza Rosanoff, pero seguidamente reconoce que se trata del estudio más radical que haya tenido lugar sobre el tema del autismo.
Resulta llamativo que los resultados arrojen signos alarmantes: tanto la escasa como la avanzada edad representan factores de riesgo. De acuerdo con este estudio, las tasas de autismo serían un 66% más altas entre los niños nacidos de padres mayores de 50 años y un 28% si provienen de padres mayores de los 40 años.
Por otra parte, 18% de los menores afectados por este padecimiento son resultado de madres adolescentes, lo que ratifica que a partir de los 20 años la madre estaría en mejores condiciones de traer al mundo un niño completamente sano.
Del grupo de menores analizados, un 15% descendía de madres mayores de 40 años.
Además, el estudio reveló que hay mayor riesgo cuando los progenitores están separados entre sí por una brecha de 10 años o más; especialmente cuando la edad de los padres se movía entre los 35 y los 44 años, mientras la edad de sus parejas femeninas era diez años más baja.
Para Rosanoff, el incremento del riesgo para ambas puntas de un espectro de edad (progenitores demasiado jóvenes por un lado, o demasiado maduros, por el otro) seguía siendo “intrigante para los investigadores”.
Una de las teorías que sustenta este riesgo habla de las mutaciones que se evidencian con el paso de los años en las células del esperma masculino y de los óvulos femeninos.
Otra hipótesis es que las personas que tienen hijos en edades avanzadas han tenido dificultades sociales que les dificultaron encontrar pareja y ser padres durante gran parte de su vida adulta temprana; en estos casos los investigadores creen que puede haber un vínculo genético con el autismo.
En cuanto al mayor riesgo entre las madres adolescentes, Rosanoff cree que el hecho de que muchas reciben menos supervisión médica y esos embarazos representan mayores riesgos para la salud en general inciden en la gestación de bebés que desarrollan autismo.
El objetivo del nuevo estudio fue determinar si el avance de las edades maternas o paternas aumenta de forma independiente el riesgo de autismo, y en qué medida. Pero se necesita mucha más investigación antes de presentar una recomendación las edades de los padres, dijo el científico.
Los expertos pidieron al público ser cauteloso ante los resultados del estudio.
“A pesar de que la edad de los padres es un factor de riesgo para el autismo, es importante recordar que, en general, la mayoría de los niños nacidos de padres mayores o menores se desarrollará con normalidad”, apuntó Sven Sandin, un médico epidemiólogo de la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí, en Nueva York y el Instituto Karolinska de Suecia, en un comunicado de prensa de Autism Speaks.
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