La anterior semana mi hija me invitó al cine como regalo de mis cumpleaños. Durante el periodo de vacaciones ella leyó la obra seminal de Katheryn Stockett, The Help, y quería tener la oportunidad de ver el drama en la pantalla grande.
The Help es una película exitosa en Hollywood y es también una excelente cinta para el análisis de las relaciones sociales de negros y blancos, y de otros grupos sociales de la sociedad norteamericana. Para los estudiantes de High School y universitarios es una verdadera mina social de oro.
El tema está centrado en la discriminación racial de los grupos dominantes (blancos) contra los grupos subordinados, particularmente los negros, en Jackson, Mississippi.
Por mi parte, la película revivió un momento incómodo de mi vida. Hace un par de años, tuve la oportunidad de participar como traductor de la manager de una boutique de lujo y una trabajadora de limpieza. La manager me pidió de favor que la ayudara.
La empleada de limpieza era una latina muy decente y muy cercana a los dueños de la boutique. Había sido la empleada doméstica y fue también la niñera de sus hijos. Un día me dijo que le tocó cambiar los pañales día tras día. Ahora los dos niños eran ya jóvenes graduados de la universidad. Uno, el mayor tenía su propia familia y estaba a un pie de tomar las riendas del negocio de sus padres. “Los quiero como a mis hijos”, me confesó la señora.
En el momento del enfrentamiento entre la manager y la empleada de limpieza, a mí me tocó traducir la parte más triste de esa conversación. La empresa le exigía los documentos o un permiso de trabajo para que ella pudiera continuar con sus quehaceres laborales.
La empleada doméstica, mortificada por la insinuación de la manager, simplemente pudo responder que su permiso de trabajo había fenecido y que ella haría los trámites pertinentes para seguir trabajando.
Sus palabras no fueron suficientes. Pasado unos cuantos minutos, después de la reunión, la vi desplazarse por la tienda, acongojada por la noticia de su alejamiento. Estaba muy triste, con algunas lágrimas en las mejillas.
Personalmente me sentí culpable por haberme convertido en el portavoz de su desgracia.
En ese momento no supe que era más doloroso para ella. Si haber perdido su trabajo o haber dejado atrás a esas dos personas, que en un momento dado, las había dado el amor de madre.
La película The Help se relaciona con este tema. Parte del argumento es la relación de las empleadas negras de los 1960s y las hijas de sus empleadores, quienes típicamente eran de ascendencia anglosajona.
Con el afán de llevar los elementos indispensables para la sobrevivencia de sus familias, las empleadas domésticas negras hacían trabajos degradantes. El abuso dentro de sus lugares de trabajo era sistémico (parte de un sistema).
Por el lado sistémico, la discriminación racial contra el negro estaba suscrita en la constitución del estado de Mississippi. El lema de esos entonces, “Igualdad (entre negros y blancos), pero separados” era el recuerdo imperante de discriminación, a través del cual no sólo los negros fueron afectados, sino también otros grupos sociales y nacionales.
Por otra parte, la discriminación individual estaba entremezclada con el abuso abierto y descarado de los empleadores. Las familias, en este caso las “amas de casa”, cometían los actos más ofensivos contra las empleadas domésticas. No solamente les prohibían que utilizaran los mismos inodoros que ellos utilizaban, sino que el hacerlo resultaba con el cese de su empleo y la estigmatización en la pequeña sociedad.
Asimismo, las horas de trabajo eran desde el momento que salía el sol hasta que se escondía. Y en no pocas ocasiones el trabajo continuaba hasta entrada la noche.
Sin embargo de todo este drama de prejuicios y discriminación resalta la relación de las empleadas con las hijas de sus empleadores. Aquí lo que prima es el amor filial y el entendimiento.
Hoy, en nuestra sociedad el drama de las empleadas domésticas continúa. Tal vez la relación no es tan dura y discriminatoria como en la década de los 1960, pero los abusos continúan.
Las trabajadoras latinas, como la empleada de limpieza, son el eje de las nuevas generaciones de familias americanas de clase alta y media.
Algún día, el gobierno tiene que reconocer públicamente los beneficios de nuestras madres y hermanas.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com.
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