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EN PAREJAS DURADERAS, ‘SEXO COOL’ ¡ES MEJOR!

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Esta es una forma de recuperar la dimensión más profunda de las relaciones íntimas en la pareja, reemplazando la excitación, la urgencia y la búsqueda del clímax por la conexión, la relajación y las sensaciones sutiles.

Muchas de las imágenes y textos que vemos a nuestro alrededor muestran un tipo de sexualidad en la que abundan los cuerpos medio desnudos, las posturas incitantes y seductoras, y los mensajes sugerentes.

“Esta ‘sexualidad caliente’, que es la que la mayoría de las personas han experimentado, encierra seducción, excitación y lujuria, y consiste en ir generando mediante la estimulación, la excitación y el deseo, una especie de tensión que, al final, deseamos liberar a través del orgasmo”, según las terapeutas sexuales Diana Richardson y Wendy Doeleman.

Richardson (www.loveforcouples.com) está considerada una de las mayores especialistas en sexualidad del mundo actual, mientras que Doeleman es formadora de sexo tántrico y está especializada en sexualidad para adolescentes y jóvenes.

Pero, según Richardson y Doeleman (R&D) existe otra forma de “hacer el amor”, más tranquila, relajada y suave, y al mismo tiempo más plena y placentera. “Una sexualidad centrada en lo que se siente en cada momento y en la conexión que se estableces con la pareja, en lugar de enfocarse en lograr una meta, el orgasmo”, señalan las expertas.

DIMENSIÓN MÁS PROFUNDA DE INTIMIDAD

“En esta sexualidad es primordial estar relajados, conscientes y conectados. Los movimientos deben ser conscientes y más lentos y suaves, y concentrarnos más en “¿qué estoy sintiendo en este momento”», en vez de “¿cómo puedo hacer que esto vaya a más?” “, aseguran.

La denominan ‘sexo cool’ y la describen en el libro que lleva el mismo, subtitulado ‘Manual de sexualidad amorosa para jóvenes’, aunque aclaran que también está dirigida a cualquier persona interesada en recuperar la dimensión profunda del sexo.

El ‘sexo cool’ de Richardson y Doeleman (R&D) tiene sus raíces en el ‘tantra’, una técnica que se originó en la India hace unos mil quinientos años, y contempla la sexualidad como una parte de la espiritualidad y enseña a poner atención y conciencia a nuestros pensamientos, sentimientos y actos.

EL ABRAZO DE LA FUSIÓN.

Cuando uno está enamorado el reencuentro con la pareja, después de haber estado separados un tiempo, puede ser bonito, utilizando un tipo de saludo diferente del habitual beso con lengua, que

enseguida despierta el ‘deseo caliente’, según R&D.

Por ejemplo, recomiendan probar el “abrazo de la fusión”, que es una forma de abrazarse unificándose con la otra persona.

UN BESO EN LOS LABIOS.

“Juntar vuestros labios para conseguir un contacto suave y jugoso, sin usar la lengua, es una muy buena alternativa”, aseguran R&D.

NO NECESARIAMENTE…

Aunque muchas personas piensan que el coito es la meta final del sexo, Richardson y Doeleman señalan que la sexualidad nos ofrece muchas otras formas de estar juntos, por ejemplo: besar, acariciar, lamer, abrazar o dar masajes.

“Si queréis hacerlo de ‘una manera cool’ tenéis que dejar de lado la idea de que es necesario que os excitéis mutuamente, o de que tenéis que llegar al clímax, o hacer que llegue a él vuestra pareja”, apuntan.

BUSCANDO LA CONEXIÓN.

Mirarse mutuamente con frecuencia e intentar estar realmente conectados puede ayudar, según las autoras, que recomiendan a los integrantes de la pareja “ser conscientes de lo que están haciendo y sintiendo, y compartirlo de vez en cuando”.

HACIENDO SIN HACER.

Cuando llegue un momento en que la pareja sienta un fuerte propósito o se excite, estas terapeutas sugieren observar qué pasa cuando no se hace nada. “Si estáis entrelazados en un abrazo de costado y sentís que el deseo y la excitación fluyen por vuestras venas, comprobad qué sentís no haciendo nada. Respirad profundamente, concentraos en las sensaciones de vuestro cuerpo, sentidlas, dejaos sorprender y estad abiertos a lo que sucede a continuación”, aconsejan.

CARICIAS: CUANDO MENOS, ES MÁS.

“Las caricias no tienen que ser fuertes o firmes. Cuando son más suaves, conscientes y delicadas, producen un impacto mayor”. En ese sentido, Richarson y Doeleman recomiendan observar qué sentimos y qué siente la otra persona si solo tocamos o rozamos las zonas sensibles de su cuerpo muy suavemente, y enfatizan que en lo que respecta a la intensidad de las caricias “¡Menos suele ser más!”, concluyen.

Por Rocío Gaia. // EFE/REPORTAJES

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