Hay padres que temen que sus hijos lleguen a la adolescencia porque en esta etapa los chicos cambian de manera drástica su actitud; se vuelven más conflictivos y menos obedientes.
Sin duda, la adolescencia es la etapa crucial no sólo para el niño que la atraviesa, sino para la familia entera, pues es aquí cuando ocurren cambios que si no son equilibrados por los padres pueden desarrollar grandes conflictos en el hogar.
Uno de los problemas principales en esta etapa es la “rebeldía” la cual resulta para muchos padres algo difícil de tratar y enfrentar. Y tal vez así lo sea, pero no es algo imposible de manejar…
La mayoría de los adolescentes, en algún momento desafiarán los consejos y jerarquía de sus padres, así como de otras figuras de autoridad. Algunos chicos, necesitarán de ayuda profesional, para poder encontrar las raíces que los hacen mantener una actitud hostil con el resto del mundo, pero en la mayoría de los casos, bastará con que los padres sepan amoldarse a los nuevos tiempos, anticipándose a los cambios cuando su hijo todavía es un niño, o bien cambiando su actitud cuando estos ya comienzan a exhibir un comportamiento diferente al habitual.
¿Por qué se vuelven rebeldes nuestros hijos?
La principal razón de las actitudes de rebeldía que muestran muchos adolescentes, es porque necesitan demostrar que ya han dejado la niñez y que ahora sí están dispuestos a encontrar o hacerse su lugar en el mundo adulto.
Pero como aún no podrán conocer los límites de su comportamiento sin primero explorar los bordes. Nadie nace con un sentido natural de lo correcto y lo incorrecto, sino que aprendemos mediante el ensayo y el error, a medida que maduramos. En consecuencia, la mayoría sólo necesitarán de esta etapa de sus vidas para aprender todas las lecciones que la misma les enseñará.
¿Cómo enfrentar a los ‘Rebeldes sin Causa’?
Enfrentarse con adolescentes de manera autoritaria casi nunca funciona, sino que al contrario, ese confrontamiento sólo les otorga una oportunidad para probar su voluntad y fuerza.
Hablar adecuadamente sobre sus nuevos comportamientos, siempre funcionará mejor, aunque no necesariamente servirá con todos.
Esté preparado con argumentos en la manga para entrar en la discusión, pues seguramente ellos le retrucarán cada punto que usted les cite; recuerde, ellos no tienen los años de experiencia que usted tiene, por lo que debe saber que nunca podrán mantener una discusión simétrica con su persona. Por eso, no sólo imparta su sabiduría de manera expresa y directa, sino también hágales preguntas que los conduzcan a ellos a lograr su propia sabiduría.
Otro aspecto a tener en cuenta, es el daño que todos en la familia podrían sufrir a raíz de las discusiones. ¿Es un pelo teñido de naranja o un atuendo totalmente negro, algo tan importante, que justifique iniciar una discusión con el chico/a? Puede ser embarazoso caminar en la calle junto a él o ella, ¿pero es realmente dañino?
La misma sociedad, tarde o temprano, le mostrará las conveniencias de cambiar de “modista y estilista” (y tal vez también le quite la rebelión) o directamente le hará la vida lo suficientemente difícil (por ejemplo, mediante la imposibilidad de conseguir un trabajo, y así independencia), como para que el adolescente desee cambiar.
Si, por otra parte, el adolescente está demostrando un comportamiento peligroso, para sí mismos o para los demás, entonces sí será necesario tomar una cierta clase de acción, pero, en lo posible, evitar la confrontación directa.
Ante todo la paciencia
La paciencia con los adolescentes es difícil de conseguir, pero sin duda es vital. Al igual que el perdón. Los padres necesitan ser firmes pero justos con los chicos rebeldes. La clave es tratarlos como adultos, pero a la vez protegerlos y estar allí cuando ellos nos necesiten.
Los padres a veces deberán explicarle a su hijo el porqué ellos (los padres) le demandarán un comportamiento adulto, pero que están dispuestos a ayudarles a lograrlo. Será en ese momento cuando entenderán que aún deben contar con la sabiduría y experiencia de sus padres.
Lecciones sutiles como esas, podrán tomar tiempo, pero casi seguro que funcionarán. Por el contrario, gritar y hacer escenas de película, solo les enseñará a manejarse de la misma manera, y difícilmente lograrán cambiar.
Así que, si tiene hijos que pronto llegarán a la etapa de la adolescencia, esté preparado para esos cambios y empiece a informarse y, a documentarse, para que llegado el momento, pueda hacer frente a esos adultos jóvenes, a los que muchos padres suelen llamar “rebeldes sin causa”, y que usted pueda manejar y hasta ganar… pero sin pelear!
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