Por: Nathaniel Sillin
Según un estudio de la Universidad de Michigan, el alumno promedio de último año de secundaria -que quizás ya tiene un empleo de medio tiempo además de su actividad escolar- conoce poco sobre cómo ahorrar y administrar el dinero adecuadamente.
De hecho, gasta la mayoría de lo que gana en entretenimiento y ropa. La mayoría de los padres nunca conversan con sus hijos sobre cómo gastar o ahorrar ese dinero. Los adolescentes generalmente no se detienen a pensar si algo es un “placer” o una “necesidad”.
Si usted es padre de un niño entre 12 y 14 años, piense en hablar con su niño para que este comprenda el valor del dinero y cambie sus malos hábitos.
Considere estos pasos para crear un plan:
Introduzca -o refuerce- el concepto de “gusto” contra “necesidad”. Quizás su niño tenga un objetivo para este verano – comprar ropa nueva o un smartphone. Relaciónelo con una forma inteligente de comprar, incentivando a su hijo a que compare precios antes de comprar, juntar cupones y buscar otras maneras de ahorrar tanto físicamente como en línea.
Si no está trabajando, bríndele la oportunidad de ganar. Si su hijo no está ganándose unos dólares cuidando niños o haciendo tareas del hogar, piense en alguna actividad para darle. Podría ser limpiar el sótano o el garaje o realizar algún trabajo alrededor de la casa, que sea capaz de hacer. Esto les brindará a ambos la oportunidad de conversar sobre lo que él o ella hará con ese ingreso extra.
Si su hijo tiene espíritu emprendedor, estimúlelo a convertir su pasatiempo en un negocio. Si tienen empatía para ayudar a los demás, sugiérales que donen tiempo ayudando a vecinos ancianos con trabajo de jardinería sencillo.
Introduzca el sistema de “ahorro”. Es difícil saber cuánto ahorrar, gastar, dar o invertir sin un sistema. Esto es igual tanto para los adultos como los niños. La regla “50-25-25” se trata de separar 50 por ciento para gastos diarios, como almuerzos escolares o transporte, otro 25% para ahorro y el resto para compras discrecionales, más conocidas como el último smartphone que, según su adolescente, no puede faltarle.
Si su hijo no tiene ninguna vinculación con el banco, es momento de comenzar. Una cuenta corriente custodia le permitirá ver cómo está manejando el dinero su hijo y las tarjetas de débito son una forma confiable de llevar un control de cada centavo. Además, para los ahorros, también puede aprovechar la oportunidad para enseñarle a comparar precios de cuentas en cuanto a sus características, tasas de ahorro y costos de uso. El vínculo con el banco debe tratarse como cualquier compra inteligente.
Conversen sobre hacer un presupuesto. Recuérdeles a sus hijos que si quieren aprovechar el sistema 50-25-25, deben aprender a determinar los valores y apegarse a un presupuesto. Y lo más importante, tienen que saber cómo llevar un control de sus gastos para poder mantenerse dentro del presupuesto.
Cada vez son más las apps móviles que permiten que grandes y chicos puedan llevar un seguimiento de sus gastos. Se trate del lápiz y papel o de la tecnología, deje que el adolescente elija la solución que desee para hacer presupuestos. Así, serán mayores las posibilidades de que lo haga y se apegue al presupuesto.
Piense en ser más transparente con respecto a sus finanzas. Tenga en cuenta que ellos aprenden de los buenos y malos ejemplos. Es importante que los adolescentes sepan que todos pueden tomar excelentes decisiones financieras o cometer grandes errores. Hable abiertamente sobre el dinero, manteniendo la debida privacidad personal y familiar.
Busque la manera de hacer que sus experiencias sean parte de la conversación financiera.
Para concluir: Los niños en la escuela intermedia podrán quejarse si no les dan las llaves del auto o no les compran la ropa y la tecnología del último momento que otros niños poseen. Pero tienen algo más valioso – tiempo para aprender lecciones vitales sobre el dinero. Aproveche este verano para darles educación financiera que les servirá para toda la vida.
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