Por: Sylvia Carlock
Querida Doctora Consejos:
Me gusta mucho leer su columna por los consejos que da, ahora yo le escribo porque necesito urgente de uno de ellos.
Mi hijo más chico tiene 23 años, él dejó los estudios, no quiere trabajar y duerme todo el día. Se acuesta a dormir como a las 5 ó 6 de la mañana por estar toda la noche en la computadora, tiene vicio de jugar por el internet desde hace más o menos 8 años, pienso que es culpa mía por no haber estado al pendiente de él.
El estudiaba en una universidad en mi país, allá empezó con este vicio, al enterarme de esto, me lo traje a los EEUU con la esperanza que aquí iba a cambiar. Desafortunadamente no pudo entrar a la universidad aquí por su estado migratorio, empezó a trabajar, pero siempre encontró pretextos para dejar el trabajo.
Lo estuve presionando para que me ayudara con los gastos de la casa, pero no hizo caso. Para alimentar su vicio, agarra mis tarjetas de crédito. En vez de salir adelante, me ha endeudado. Le amenacé con echarlo de la casa y no veo la manera que deje el juego. Le corté el internet, pero él lo volvió a conectar. Ahora él lo paga, ya que una o dos veces a la semana arregla computadoras y se gana un dinero. He discutido mucho con él. Le he hablado, suplicado y llorado, pero sigue con su adicción. Personas a mi alrededor me dicen que para que él cambie tengo que cambiar yo primero, pues a última hora la que resuelve sus problemas soy yo. He pensado romperle la computadora y sacar su ropa a la calle, pero me falta valor y desearía saber si hay otra alternativa a todo esto. Mucho le agradeceré que me brinde su consejo. — S.T.
Querida S.T:
No se te ocurra romper la computadora y aventar las ropas a la calle, eso sería abrir una guerra donde no hay ganadores. Yo estoy de acuerdo que quien tiene que cambiar eres tú, no él.
Déjame explicarte algo: Un adicto, no importa si es al alcohol, drogas o juego, siempre tiene una contraparte que es el “rescatador”. Ambas partes se mueven en un círculo enfermizo de persecución, rescate y promesas fallidas. Ese círculo es inacabable y no conduce a ningún lugar. Entre más lo persigas, más lo afianzarás en su vicio. Si él no tiene la cordura o interés de romper el círculo, tú eres quien tiene que hacerlo. La forma de romper ese círculo destructivo es dejar de perseguirlo. Deja de tratar de cambiarlo. Respétalo. El ya es un adulto y tiene derecho a llevar su vida como mejor le plazca, tú solamente tienes dos opciones: lo dejas vivir en paz en tu casa o lo sacas en paz de tu casa. Y cuando digo “en paz”, quiero decir: sin reproches, ni gritos, ni acusaciones.
Para tomar ese paso primero tienes que calmarte. Después piensa bien lo que quieres hacer. Si estás dispuesta a dejarlo que viva en tu casa, pagando su internet y jugando toda la noche, sin molestarlo, entonces protege tus tarjetas de crédito para que no estén a su alcance. Si de plano sientes que no puedes soportarlo en tu casa, entonces habla con calma con él, y dale una fecha para que se salga de tu casa. Se amorosa, pero muy FIRME y déjalo que vuele por su cuenta. Busca cerca de tu hogar un grupo de ALANON donde acuden familiares de personas adictas para aprender a respetar y dejar de rescatar al adicto.
Envía tu caso por correo a: 7271 Garden Grove Blvd. Unit -E, Garden Grove, CA 92841 ó consulta@doctoraconsejos.com
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