‘Es mi hijo y yo lo trato como se me pegue la gana’, fue la respuesta que me dio mi amiga Verónica cuando trate de hacerle ver que pegarle a su hijo no era la mejor opción para hacerlo obedecer, y que
‘Es mi hijo y yo lo trato como se me pegue la gana’, fue la respuesta que me dio mi amiga Verónica cuando trate de hacerle ver que pegarle a su hijo no era la mejor opción para hacerlo obedecer, y que a la larga, podría perjudicarle al pequeño Gabrielito de apenas 5 años.
Muchos padres cometen el mismo error. Creen que con gritarle, darle un jalón de orejas o pegarles a sus hijos van a lograr su respeto y obedencia, pero por lo general, sucede todo lo contrario. Y es que como adultos, debemos comprender que a un niño, por pequeño o grande que sea, se le debe debe tratar como tratamos a un adulto. ¿Qué por qué?… Porque todo cuanto se aplica a los adultos también corresponde a los niños y viceversa.
SIMILITUDES ENTRE PADRES E HIJOS
El adulto tiene que trabajar, el niño “trabaja” en la casa recogiendo los juguetes que tiró, ayudando en los quehaceres del hogar o haciendo algún mandado. El adulto debe cumplir con sus compromisos sociales, el niño cumple en jugar con el vecino o sus amigos de escuela.
El adulto busca la felicidad, el niño trata de divertirse a pesar de los adultos. El adulto debe cuidar a los hijos, el niño cuida a sus hermanitos o amiguitos. El niño falta a la escuela e inventa que está enfermo, el adulto falta a su trabajo y dice que su hijo se enfermó. El adulto olvida el compromiso (prometió llevar a Juanito al parque, al cine etc.); Juanito también “olvida” que si por las noches tiene ganas de orinar, debe levantarse al baño y no hacerse en la cama.
El resentimiento, el deseo de venganza, el miedo, la compasión, el entusiasmo y todas las emociones que el adulto experimenta, también las vive el niño, aunque de diferente manera.
LA UNICA DIFERENCIA
Desde esta perspectiva, la única diferencia que existe entre un niño y un adulto es, el tamaño del cuerpo. Cuando el niño se le obliga a hacer alguna cosa en contra de su voluntad, no se debe a la “habilidad de sus razonamientos como adulto experimentado”, sino a la impotencia que hay en el menor al enfrentarse a un cuerpo más grande y fuerte.
La mayoría de los padres que les pegan a sus hijos, es porque no saben controlarlos y piensan que la única manera de obtener “obediencia” es con una buena nalgada o en casos extremos, con el cinturón en mano. Pero en realidad no logran la obedencia deseada por que no saben como comunicarse con ellos y por lo general no logran esa comunicación porque piensan que los niños a cualquier edad, siguen siendo muy pequeños para que puedan comprender.
LO QUE DEBE CONSIDERAR Si usted es uno de esos padres que se hace obedecer a base de gritos, golpes y hasta humillaciones, recuerde algo: algún día su hijo crecerá y no querrá que él o ella le guarde siempre ese resentimiento ¿verdad? y menos que de alguna forma éste se cobre todas cuantas usted le hizo, ¿o si?
Claro, no se descarta el hecho de que en muchas familias existen hijos incontrolables, pero recuerde que con una buena comunicación todo es posible! Si ha comprendido lo anterior tal vez le gustaría hacer el siguiente pequeño ejercicio.
• Recuerde una vez cuando era pequeño y un adulto le obligó a obedecer contra su voluntad.
• Traiga a su mente alguna ocasión, cuando usted era pequeño, en que su papá o mamá le prometio algo que luego no se lo cumplió.
• Escriba en un papel tres o cuatro cosas que hacen otras personas y que le gustan cuando lo tratan.
•• Ahora, y a partir de este momento, con esa lista en mano, propóngase tratar a su hijo o hijos, como a usted le gusta que lo traten y hacerles a ellos, lo que les agrada que a usted le hagan. Llévelo a la práctica y se sorprenderá de los resultados.
Pero a nuestros hijos no sólo hay que tratarlos como a nosotros nos gusta que nos traten, sino que también hay que ayudarlos a desarrollar habilidades para que cuando lleguen a la edad adulta, sean autosuficientes y sobre todo no teman tomar decisiones. Y para ello, los expertos en psicología infantil nos recomiendan tener presente los siguientes puntos:– Permita que decidan por sí mismos.
– Permita que experimenten. Si su hijo desea ayudar a lavar el carro, deje que lo haga. Su carro no lucirá muy limpio pero su hijo habrá experimentado lo que significa lavar algo.
– ¿Si su hijo mayor de quince años necesita dinero? Dígale amablemente que se consiga un trabajo de medio tiempo. Si es un niño de tres o cinco años, que “trabaje” cuidando a sus muñecos comiendo o durmiendo suficiente.– No le conceda al hijo todas las cosas materiales que le pide, es preferible que le enseñe que los automóviles, la ropa y viajes, son el resultado del trabajo árduo.
– Recuérdele que una persona dependiente es un esclavo: así que motívelo a que tenga iniciativa y sea autosuficiente. Pero cuide que todo sea en su justa medida y de acuerdo a su edad.
Siguiendo todos estos pasos, usted tendrá a un hijo obediente, respetuoso, responsable. Pero recuerde, usted debe de poner mucho de su parte!
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