Cada uno de nosotros tiene un “filtro” que garantiza la sensualidad… ¡¡Descúbrelo y aprovéchalo!!
No busques más amuletos mágicos ni recurras a consejos de revistas que te llevan a adoptar poses estereotipadas y poco efectivas; los seres humanos somos capaces de crear, de manera natural y por cuenta propia, el más delicado e inodoro “filtro” que nos garantiza sensualidad y atractivo sexual. Conócelo y descubre cómo sacar provecho de él.
Una mujer y un hombre se atraen, intercambian miradas, se reconocen a la distancia y, por fin, se aproximan; escuchan sus voces mientras se observan: rostro, cuerpo, vestimenta; buscan en sus manos algún anillo que delate compromiso conyugal, analizan sus sonrisas. Ella humedece los labios, lo que le indica a él que puede acercarse más; avanza el tiempo y comienzan a tocarse con suavidad, a protegerse. Se besan. En medio de esta escena se encuentra la acción juguetona de Cupido, cuyas “flechas” son, más que una metáfora, químicos que estimulan el deseo sexual: las feromonas.
El descubrimiento de estas sustancias segregadas por hombres y mujeres, que se perciben a través de la nariz, se realizó en 1986 gracias a una investigación encabezada por la Dra. Winnifred B. Cutler, egresada de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), quien intuyó acertadamente que los seres humanos contamos con un sistema químico de comunicación sexual, tal y como desde la década anterior se había comprobado que ocurre en el reino animal.
El enigma de cómo se detectan las feromonas, siendo que son inodoras, fue resuelto años más tarde por un anatomista de la Universidad de Utah, el Dr. David L. Berliner. Este investigador redescubrió una pequeña zona en el interior de la nariz humana llamada órgano vomernasal (OVN), localizado entre la membrana mucosa que cubre el tabique o hueso que divide las fosas nasales.
Aunque el OVN fue identificado con más de un siglo de anticipación, los científicos asumieron que se trataba de un órgano rudimentario e inútil, cuya función se perdió durante la evolución del ser humano. Empero, Berliner y su grupo de especialistas descubrieron que este pequeño órgano funciona como receptor completamente separado del sentido del olfato (especie de “sexto sentido”) que se encuentra conectado directamente al hipotálamo, es decir, en el centro del cerebro encargado de controlar motivaciones básicas y emociones sexuales, de hambre, temor o enojo, así como temperatura corporal y ritmo cardiaco.
A través de diferentes investigaciones, dirigidas principalmente por el grupo de trabajo de la Dra. Cutler, se han comprobado los efectos de estas sustancias, e incluso se ha ampliado el conocimiento de manera notable.
Empecemos por citar los insospechables efectos producidos por las feromonas segregadas por el varón y que podemos resumir en los siguientes puntos:
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