El desastre bélico que atormenta a muchas familias en el territorio de la Franja de Gaza puede ser explicada, tal vez, únicamente desde una perspectiva realista. De nada sirve que Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, y/o John Kerry, Secretario de Estado de la Unión Americana, propongan un cese al fuego cuando a los verdaderos actores del conflicto solo les interesa subyugar, derrotar, aniquilar y adquirir más poder.
El intelectual colombiano de la Universidad de Los Andes, René Urueña sostiene que el poder deber ser entendido más allá de una relación de dominio de una variable A sobre otra variable B, en donde B hace en contra de su voluntad lo que A le ordena. En decir, en una relación de poder, la variable B no tiene otra opción más que obedecer y servir en forma voluntaria a los mandatos de A. Y si es que B se rehúsa obedecer, su futuro es tétrico, espeluznante y macabro.
Tal como el filósofo Tucídides describe en su narración sobre la guerra de Peloponeso entre Esparta y Atenas, la situación en la Franja de Gaza está colmada de sangre. Estas dos majestuosas ciudades-estado griegas sostuvieron una guerra voraz de más de 25 años por el derecho al dominio regional.
En términos del conflicto del Medio Oriente entre Israel y Palestina, también está relacionado con el poder. El problema israelí-palestino se reinició una vez que tres adolescentes israelitas fueron secuestrados y asesinados por, aparentemente, militantes Hamas, grupo radical islamista que domina la política de Palestina. Los líderes israelitas inculparon a este grupo radical islamista por los horrendos crímenes e inmediatamente instaron al gobierno palestino a distanciarse de Hamas.
El presidente de Palestina Mahmud Abbas se negó a cooperar. Inmediatamente los israelitas emprendieron una ofensiva militar contra las fuerzas de Hamas para no solamente vengar la muerte de los tres jóvenes que fueron asesinados, sino también para reafirmar la relación asimétrica de los dos gobiernos. Es decir, uno (Israel) que tiene poder y el otro (Palestina) que no tiene y está limitado a obedecer lo que se le diga.
Lamentablemente, en la forma como se está desarrollando el conflicto entre israelitas y palestinos, tanto la ONU como cualquier organización internacional, pueden hacer poco para distender y crear cese al fuego en el área del conflicto. El interés de Israel es debilitar el poder balístico de Hamas, capturar a sus líderes, y si es posible aniquilarlos, y luego recién aceptar un alto al fuego.
El gobierno de Barack Obama, a través de Kerry, puede presionar a su similar de Israel para que retorne a la paz. Empero, al gobierno norteamericano también le interesa que Hamas sea borrado totalmente de la política de Palestina. Entonces, los pobres palestinos seguirán pagando los platos rotos del grupo Hamas y la inflexibilidad del gobierno israelita.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de
Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com.
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