La recesión económica en este país ha llevado a muchos a tomar la decisión de ser parte de investigaciones de laboratorios para poder sobrevivir; y es que al parecer, el conejillo de indias es un recurso económico muy de moda.
Muchas personas se ganan la vida participando en pruebas de fármacos. Toman medicamentos cuando se sienten mal o están enfermas. Otros, sin embargo, lo hacen sólo como un medio de ganarse la vida.
Los ensayos clínicos en seres humanos son una pieza importante del proceso de desarrollo de medicamentos. Les permiten a las compañías farmacéuticas saber si los compuestos tienen o no efectos secundarios.
Para muchos de los estudios, las empresas reclutan a voluntarios sanos. Y entre estos hay varios que se dedican tiempo completo a ser “conejillos de indias” de la industria farmacéutica.
En el proceso, “La gente recibe dinero para analizar la seguridad de un medicamento; no para ver si el fármaco funciona, sino para saber que puede consumirse sin riesgos”, explica el antropólogo Roberto Abadie, que ha estado estudiando la tendencia de prestarse como conejillo de indias en Estados Unidos.
La industria farmacéutica dice que cumple con las regulaciones cuando se trata de reclutar a conejillos de indias “profesionales”, pero sobre esto, Abadie tiene dudas.
“No existe un registro central para la gente que toma parte en ellos. No estoy seguro de que se conozca esta profesionalización”, agrega.
“No creo que sepan, o que les interese saber, que algunos individuos han participado en hasta 100 ensayos clínicos”.
En EE.UU., hay riesgos a largo plazo, el problema es las grandes dosis de compuestos químicos que las personas deben absorber en su organismo.
“Nadie sabe cuál será el efecto que esto tendrá cuando estas sustancias interactúen entre sí en unos 20 o 30 años”, advierte.
Todos los fármacos deben ser probados con seres humanos sanos para demostrar su seguridad.
Robert Helms, el ex conejillo de indias profesional, recuerda un incidente en el que las cosas salieron mal.
“En 1996, un amigo pasó por un momento difícil. Empezó a tener ideas delirantes. Creía que la película “12 Monkeys” (“12 monos”) había estado basada en él”.
En algunos países ya comenzaron a establecerse regulaciones para los ensayos clínicos, pero no en Estados Unidos.
Según Helms, allí la industria farmacéutica “tiene mucho poder”. “No creo que las cosas cambien en un futuro cercano”, opina.
“Tienen mucha fuerza política y no creo esa situación vaya a cambiar”.
Sin dudas el no tener dinero puede desesperar, pero tanto así como para tomar medicamentos de prueba, este es un Casos y Cosas más de esta mundo de locos.
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