Se hizo un estudio donde se descubren aspectos muy interesantes de la discriminación que padecen las mujeres a manos de los hombres.
Según lo publica el diario alemán Zeit-Online, en un artículo titulado “Crisis en la planta de los jefes”, las mujeres tenemos la culpa de cobrar menos, y es porque nosotras tenemos una mayor necesidad de armonía, (¿querrá decir que no tenemos tanta necesidad de pelear como los hombres?) y que no estamos dispuestas a discutir por el dinero.
En la publicación del estudio, los “jefes” argumentan que las mujeres estamos, además, dispuestas a admitir nuestros propios errores y no nos consideramos insustituibles. ¡Por eso cobramos menos!.
Ante tales opiniones habría que decir en nuestra defensa, que en ningún caso es ese el motivo de que las mujeres cobremos menos, aunque bien es cierto que las mujeres tenemos un mayor sentido de la justicia, no necesitando aspirar siempre a conseguir lo máximo para nosotras. Sin embargo, si los jefes son hombres, ‘como es habitual’, suelen dejarse impresionar por la pose masculina y pagan más a otros hombres por ello, lo que, a todas luces, no es una forma inteligente de dirigir una empresa. Con esto, no es de extrañar la actual situación mundial en materia económica y empresarial.
La mayoría de los hombres, incluso algunas mujeres, no alcanzan a ver que las desigualdades e injusticias tienen su origen en la creencia de que lo adecuado es la existencia de superiores e inferiores, como ha sido siempre.
Cambiar esto debería ser un reto para todos, empezando por la forma de pensar de cada uno. Con esta buena disposición se podría cambiar algo en la sociedad, aunque a este intento de cambio positivo habría que añadir algo de suma importancia: sacar de la mente de muchos hombres, y también de las mujeres, el desprecio y la falta de valoración que desde antiguo se tiene hacia la mujer.
De acuerdo con los datos analizados en el estudio, además de la calidad de los trabajos a los que acceden mujeres, el otro factor que explica las diferencias salariales tiene que ver con que las mujeres trabajan jornadas laborales más cortas (en algunos casos).
“Las mujeres claramente tienen un ingreso mensual inferior al de los hombres, por hacer el mismo tipo de actividad laboral, por supuesto, con las diferencias físicas normales del género; pero es prácticamente igual al de éstos, o en algunos sectores superior, cuando la referencia es el ingreso por hora trabajada”, explica el documento.
Sin embargo, en algunos casos la jornada laboral de las mujeres es más corta, pero no explica que nosotras seguimos ocupándonos de la mayor parte de las tareas domésticas.
La desigualdad en la distribución del trabajo en el hogar puede ser tan o más importante que la desigualdad en el trabajo en las empresas y oficinas.
Es cierto que, en compensación, hay más mujeres que hombres en el empleo público, un sector totalmente formal y con salarios superiores al promedio. También se podría decir que las mujeres profesionales ganan menos que los hombres profesionales porque ellas están, por ejemplo, en la docencia y los hombres en las profesiones “duras”.
Ante esta perspectiva, yo pudiera asegurar que ¡Estamos ganando menos, por discriminación!
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