Las sustancias liberadas por el organismo al movemos, contribuyen a fortalecer el sistema inmunológico, mejoran el estado de ánimo y disminuyen preocupaciones y depresiones
La conducta sedentaria como un factor de riesgo en un contexto de pandemia es la preocupación actual de un grupo de académicos del Departamento de Ciencias de la Salud, quienes aseguran que la actividad física sistematizada no sólo fortalece el sistema inmunológico, sino que además actúa como un eficaz antídoto ante leves cuadros de ansiedad, estrés y depresión.
Enrique Cerda, director de la carrera de Pedagogía en Educación Física y Salud, además de académico de la carrera de Kinesiología, ambas de la Pontificia Universidad Católica, de Chile, asegura que más allá del confinamiento, el estar sentados largas horas es un riesgo latente para la salud física y mental. “Siempre es recomendable que, más allá de los espacios disponibles en el encierro, las personas se mantengan activas, se levanten y caminen, no estén más de 30 minutos sentados de forma continua, hagan actividades domésticas e idealmente, otros movimientos como baile o juego, y si es posible se ejerciten al menos unas dos horas y media semanalmente.
Otra experta en Kinesiología, Javiera Fuentes, dice que si bien las recomendaciones generales de mantenerse activos y ejercitarse son muy beneficiosas, siempre es bueno hacer un chequeo médico previo para detectar posibles anomalías y así como evitar lesiones”.
La inactividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial, según antecedentes reportados por la OMS.
A nivel mundial uno de cada cuatro adultos no tiene un nivel de actividad física normal y ante la prolongada cuarentena que se vive actualmente, las alarmas se han activado. Es un hecho que la ausencia de actividad física genera un impacto en nuestro sistema musculo-esquelético, además de contribuir a un menor gasto energético, este último es responsable en conjunto con una alta ingesta calórica y una alimentación poco saludable, de los niveles de sobrepeso y obesidad en nuestra población.
Y es que los expertos, por siempre han dicho que la actividad física constituye un factor protector de nuestra salud física y mental, a diferencia de la inactividad ya que ésta propicia el consumo de alimentos altos en calorías, como snacks, dulces y refrescos, que son ricos en azúcares y grasas y por ende, la ansiedad y el estrés aumenta.
Las recomendaciones generales de actividad física apuntan a mantenerse en movimiento, de esta forma de estamos otorgando señales constantes a nuestro sistema músculo-esquelético. Estas señales son importantes para mantener un gasto energético y el metabolismo celular. La intensidad de las actividades dependerá de cada individuo, de su edad, sus rutina diaria y horas de sueño, y su condición física. Así, por ejemplo, para niños y adolescentes de 5 a 17 años de edad, se recomienda:
La actividad física no se refiere al “ejercicio físico”, que supone ciertas características como ser planificado, estructurado, repetitivo y responde a un objetivo que se relaciona con los componentes del estado físico (resistencia, velocidad, flexibilidad, fuerza); no obstante, hoy y ante la incertidumbre del actual confinamiento, los académicos señalan la importancia de replanificar la rutina de actividades y la alimentación del grupo familiar, de acuerdo a sus actividades mentales y físicas en el hogar.
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