La contaminación del aire es una mezcla de partículas y gases que pueden alcanzar concentraciones nocivas tanto en el exterior como en el interior. Sus efectos pueden ir desde un mayor riesgo de enfermedades hasta un aumento de las temperaturas.
En EE.UU., una medida de la contaminación del aire exterior es el Índice de Calidad del Aire, o ICA, que califica las condiciones del aire en todo el país basándose en las concentraciones de cinco contaminantes, principales: ozono troposférico, contaminación por partículas, monóxido de carbono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno.
UN PELIGRO PARA LA SALUD MUNDIAL
La mala calidad del aire mata a la gente. En todo el mundo, el mal aire exterior causó unos 4,2 millones de muertes prematuras en 2016, alrededor del 90% de ellas en países de ingresos bajos y medios, según la Organización Mundial de la Salud. El humo en interiores es una amenaza constante para la salud de los 3000 millones de personas que cocinan y calientan sus hogares quemando biomasa, queroseno y carbón.
La contaminación atmosférica se ha relacionado con tasas más elevadas de cáncer, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y enfermedades respiratorias como el asma. En Estados Unidos, casi 134 millones de personas (más del 40% de la población) corren el riesgo de enfermar y morir prematuramente a causa de la contaminación atmosférica, según estimaciones de la Asociación Americana del Pulmón.
Aunque esos efectos surgen de la exposición a largo plazo, la contaminación atmosférica también puede causar problemas a corto plazo, como estornudos y tos, irritación ocular, dolores de cabeza y mareos. Las partículas inferiores a 10 micrómetros plantean mayores riesgos para la salud porque pueden respirarse profundamente en los pulmones y pasar al torrente sanguíneo.
Los contaminantes atmosféricos causan efectos menos directos sobre la salud cuando contribuyen al cambio climático. Las olas de calor, las condiciones meteorológicas extremas, las alteraciones del suministro de alimentos y otros efectos relacionados con el aumento de los gases de efecto invernadero pueden tener repercusiones negativas en la salud humana.
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