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La danza indígena a treinta metros de altura en honor a un santo

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EFE

Con decenas de canastas con flores, pollos, duraznos y otras frutas, pobladores de Cubulco, en el departamento guatemalteco de Baja Verapaz, entregan ofrendas en la iglesia local a su santo patrono, Santiago Apóstol…

El pueblo, ubicado a más de 190 kilómetros de la Ciudad de Guatemala, mantiene una de las tradiciones mejor preservadas y más antiguas en la población indígena del país: una danza en torno a un palo de más de 30 metros de altura para venerar a un mártir.
Desde primera hora, las calles se llenan de bailes folclóricos, como los “Moros”, en el cual los pobladores se disfrazan con coloridos atuendos de conquistadores que son víctimas de las burlas de un “Torito”.
El evento principal, frente a la iglesia, es la danza del Palo Volador, en donde hombres disfrazados de monos se amarran a un palo de 34 metros de altura y descienden en espiral hasta la base.
El palo es elegido un mes antes de la feria y solo le es permitido a hombres su búsqueda en un cerro cercano y su traslado.
Éste es bendecido por las autoridades espirituales mayas y católicas una semana antes.
Los ansiosos residentes de Cubulco salen hacia la plaza y los mercados llenando de color las calles en espera de la danza.
El Palo Volador también se celebra en otros pueblos de Guatemala durante sus ferias.
Las imágenes del santo patrón, Santiago Apóstol, son veneradas con música de marimba y canciones tradicionales en las casas de pobladores elegidos anualmente para cuidarlas.
Este año, los organizadores se mostraban orgullosos de decir que se consiguió el palo más alto de la centenaria tradición, de la cual ni los más ancianos del lugar pueden asegurar su fecha de creación.

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