Tal vez ya todos saben que las hormigas son muy trabajadoras. Bueno, pues la protagonista de esta historia lo es mucho mas.
Tal vez ya todos saben que las hormigas
son muy trabajadoras. Bueno, pues la protagonista
de esta historia lo es mucho más.
Tanto, que a veces sus compañeras tienen
que frenarla un poco.
– Es bueno que trabajes, pero hazlo con
mesura. No sea que te dé un soponcio -le
decía una.
– ¡Qué barbaridad! Pareciera que quieres
arreglar el mundo tú sola! -exclama otra,
admirada de su forma de trabajar.
Nadie podía convencer a Hormiguita para
que trabajará con un poco más de calma.
Un día, sin embargo, nuestra pequeña amiguita
arrastraba hacia el Almacén General
de la Comunidad una enorme migaja de
pan que se había encontrado en la mitad del
campo. Era tan pesada la carga que llegó
el momento en que Hormiguita no aguantó
más y cayó de cabeza contra una piedra.
¡Qué tremendo chichón se hizo la pobre!
Desde entonces, nuestra trabajadora obrera
no quiso saber nada del trabajo. Siempre
que la llamaban para acudir en ayuda de
sus compañeras, corría a esconderse tras
unos matorrales.
El Jefe del Almacén tuvo que llamarla una
tarde a su oficina, con el fin de hacerla rectificar.
Poco antes de que hormiga llegase
ante la puerta del mismo, resbaló y se dio
tremendo golpe porrazo!
Hormiguita comprendió entonces que su
miedo al trabajo no tenía justificación, porque
cualquiera puede lastimarse en un momento
dado, sea dentro o fuera del trabajo.
Desde ese día, se reintegró a su puesto de
trabajo y, desde luego, volvió a ser la misma
trabajadora esmerada de antes.
Moraleja:
Si tus miedos logras superar,
grandes cosas podrás alcanzar!!
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