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La Liebre y el Cordero

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Doña Liebre era muy bien conocida en el bosque por su afición a

Doña Liebre era muy bien conocida en el bosque por su afición a
las carreras y a las zanahorias. Y es que se la pasaba el día entero
yendo de acá para allá, parecía un rayo.

El año pasado, se convocó una importante prueba deportiva para
todos los animales amantes de las carreras: el Marathón. Como
era de esperarse, doña Liebre se inscribió para participar en él.
Pero necesitaba prepararse para dicha carrera y como sabía que
las zanahorias robustecen las patas, entonces, tomó sus medidas.

Fue así como doña Liebre se metió en el huerto de don Cordero,
dispuesta a comerse todas las zanahorias que pudiese. Sin embargo
no contaba con que el dueño de la finca, siempre estaba muy
alerta y vigilaba a conciencia su sembradío.

Conforme pasaba el tiempo doña Liebre se angustiaba
más y más. Y es que comprendía que sin un buen atracón
de zanahorias, sería casi imposible que ganará la carrera.

Tras agarrar varias veces a doña Liebre con las manos en la masa
(o en las zanahorias), don Cordero, ya harto, decidió darle un buen
escarmiento. En cuanto vio que ésta se acercaba a su sembradío
echó a correr tras ella, palo en mano.

Una carrera comenzó entre doña Liebre y don Cordero. Corriendo,
corriendo, llegaron a la línea de salida en el preciso momento
en que comenzaba el Marathón. Doña Liebre ganó la carrera con
facilidad, y entendió que existen mejores estimulantes para unas
piernas rápidas que las zanahorias mismas: el miedo.

Moraleja:

Para grandes meta alcanzar,
estimulo y ánimo vas a necesitar!

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