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La Liebre y el Gato

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Iba caminando doña Liebre por una vereda del bosque cuando de repente se topó con un Gato, un humilde y tranquilo animal como pocos por alli.

Iba caminando doña Liebre por una vereda
del bosque cuando de repente se topó
con don Gato, un humilde y tranquilo animal
como pocos por allí.

Inmediatamente ambos comenzaron a
charlar, y entre plática y plática, salió a
colación el tema de las artes que cada cuál
tenía para librarse del ataque de sus enemigos
o de cualquier otro peligro. Al respecto
el gato se apresuró a contestar:

– Lo único que hago yo cuando veo a un
enemigo es subirme a lo más alto de los
árboles. Suele darme buen resultado, aunque
debo confesar que no es una estrategia
muy brillante.

Doña Liebre, en cambio, contaba acerca
de sus múltiples artimañas que usaba
para eludir el ataque de sus adversarios,
las cuales, según ella, le funcionaban muy
bien.

Se acercaba a gran velocidad una
jauría de perros salvajes. Sin dudarlo un
instante don Gato se subió a la rama más
alta del primer árbol que encontró. Por
su parte, doña Liebre no sabía cual de las
tantas y tantas artes que tenía debía utilizar.

Esto dio tiempo a que los perros la
atraparan y devoraran en un santiamén.
En cambio, hubieron de resignarse y dar a
don Gato por inalcanzable.

Amiguitos, a veces el exceso de recursos
supone en realidad un verdadero inconveniente.
Por tal motivo, la vida cuanto menos
complicada mucho mejor.

Moraleja:
Trata de, sin complicaciones vivir
y gratas cosas vas a recibir!

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