Cuando tenía cinco años, a Lina Medina le creció tanto la barriga que los brujos de su pueblo en Perú creyeron que tenía una culebra adentro, mientras otros shamanes culparon al mal del Apu, o espírit
Cuando tenía cinco años, a Lina Medina le creció tanto la barriga que los brujos de su pueblo en Perú creyeron que tenía una culebra adentro, mientras otros shamanes culparon al mal del Apu, o espíritu de los Andes. Y sólo cuando no supieron qué más decir tras someterla a exóticos rituales incas para conjurar al Apu, Tiburcio, su padre, la llevó a cuestas dos días por los 70 kilómetros de valles, montañas y desiertos desde su pobre caserío de Antacancha a la ciudad más cercana, en busca de un médico de verdad.
“¡No es un tumor… es un bebé de ocho meses (de gestación)!”, le dijo alucinado el doctor Gerardo Lozada a Tiburcio tras revisar los exámenes clínicos de Lina y antes de llamar a la policía de la ciudad de Pisco, que se lo llevó preso como el único sospechoso de violación infantil presente. Un mes después, ese médico le heredó el nombre al pequeño Gerardo, pues lo ayudó a nacer por cesárea el 14 de mayo de 1939 en Lima. Desde entonces y a sus 73 años, Lina Medina sigue siendo la madre más joven del mundo, récord que aún carga como una pesada cruz por una pubertad precoz sin causa aparente y que registra la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.
ESTA ES LA HISTORIA
Lina cumplió cinco años, siete meses y 21 días cuando se convirtió en madre de un bebé que pesó 2,7 kilos y midió 48 centímetros de estatura. La niña, había comenzado a menstruar a los dos años y ocho meses, y su madre la mandaba a lavarse al río cada vez que eso ocurría. Era uno de los años de la Segunda Guerra Mundial, pero su caso provocó tal conmoción en la ciencia de la época que acompañó al tema bélico por unos días en las noticias dando la vuelta al mundo. Seis décadas después, el gobierno peruano busca ayudar a Lina, como para resarcir la letra muerta de una ley de 1939 que le prometió una pensión vitalicia para ella y para su hijo Gerardo, quien murió a los 40 años de una rara enfermedad sin recibir siquiera un último adiós oficial.
En Antacancha, a 450 kilómetros al Este de Lima, en uno de los departamentos andinos más pobres de Perú, no queda mucho. Tiburcio recobró su libertad y las sospechas sobre la violación de Lina recayeron posteriormente sobre un hermano de ésta, pero hasta ahora nadie sabe quién embarazó a Lina. “La verdad es que Lina nunca quiere hablar con nadie”, dice su esposo, Raúl Jurado, excusándola de una entrevista. Después que las autoridades locales le tumbaron su casa en la década de 1980 para construir una autopista, Lina y su esposo –con quien se casó a los 33 años– viven en medio de la miseria y el tugurio de una zona limeña conocida como “Chicago Chico” por su temible fama de ser una guarida de ladrones.
UNICA EN EL MUNDO
La presión que sufrió la madre niña es clara. A Perú llegaron instituciones de todas partes del mundo para ofrecerle manutención de por vida a Lina y a su bebé, a cambio de exhibirlos en ferias científicas. Aunque su padre sólo firmó un contrato en julio de 1939 con la compañía estadounidense Seltzer que prometía 1.000 dólares semanales para los niños –madre e hijo– a fin de estudiar a Lina como caso único, pero el entonces presidente, Oscar Benavides, emitió una ley para obtener la tutela de ambos y luego los abandonó a su suerte.
Durante los 11 meses que estuvieron internados los niños fueron mimados al máximo. Funcionarios, diplomáticos, políticos y hasta artistas los visitaban llenándolos de regalos. Fue en la Maternidad de Lima donde la niña aprendió a leer y cuentan que peleaba con su hijito por los juguetes.
Los caracteres sexuales en Lina se presentaron poco antes de los tres años, cuando desarrolló un ralo vello pubiano. Incluso son clásicas en los textos de medicina a nivel mundial las fotos de perfil de la niña, desnuda, mostrando su enorme vientre y sus mamas abultadas. Aunque nunca se esclareció su embarazo, todo apunta, según médicos, a una violación, y uno de los ocho hermanos que tuvo y quien sufría cierto retardo mental fue el chivo expiatorio. Para algunos, este fue un accidente estadístico pues eso es lo que hace extremadamente raro su caso porque a lo inusual de un caso de pubertad precoz se le ha sumado el hecho de una violación y justo cuando ella estaba ovulando, embarazándola.
Lina cumplirá 74 años el 23 de septiembre y su esposo dice que su única ambición es ver pronto al hijo que ambos tuvieron y que vive en México. “Un final feliz de su historia sería que el gobierno nos devuelva los 25.000 dólares que nos costó la casa que demolieron. No es un favor, nos lo deben”, concluyó. Y Créalo o No… Así Fue como Lina Medina, a los cinco años dio a luz y se convirtió en la mamá más joven del mundo y de todos los tiempos… y esto quedó registrado en el libro de los Récord Guiness.
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