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LA REELECCIÓN FUNESTA

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No podía ser de otra manera. Como en el inicio de su primera candidatura, pero esta vez en un estado (Florida) donde el ala ultraconservadora del Partido Republicano domina con su retórica reaccionaria, Donald Trump inició el camino a su reelección con su misma retórica racista.
Hace cuatro años, dijo que México estaba enviando a una bandada de “violadores”; hoy no solamente reafirmó tácitamente lo dicho esa vez, sino que añadió que va a ordenar a los oficiales del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) que procedan con redadas masivas para deportar a todos los indocumentados desde la próxima semana.
A los demócratas los tildó como una “masa de izquierdistas rencorosos”, al exvicepresidente Joe Biden, quien está punteando en las encuestas para las elecciones presidenciales de 2020, lo llamó “sueñitos Joe” y, por supuesto, no pudieron faltar sus petardos verbales hacia Hillary Clinton. Hizo recuerdo del problema de sus email privados.  Sus seguidores en Orlando gritaron al unísono: “enciérrela, enciérrela”.
Donald Trump no cambio nada; Donald Trump nunca va a cambiar; Donald Trump es el histórico racista, xenófobo, misógino, mentiroso patológico y desequilibrado mental que conocemos. Es un demagogo, un verdadero charlatán que no le importa nada con tal de ganar y salirse con la suya.
Por su parte, el gran número de republicanos –entre religiosos y libertarios— que no necesariamente tienen afinidad con su estilo pero si con sus políticas, simplemente se callan y dejan que proceda con sus metas descabelladas.
Trump dio a los republicanos en Brett Kavanaugh un juez en la Corte Suprema de Justicia que pregona la religiosidad de la iglesia cristiana. No les importó que en su juventud haya, de acuerdo a la persona que la acusó, intentado sedarla para luego violarla sexualmente.
Trump dio a los republicanos una política económica que beneficia ostensiblemente a las empresas privadas y los hace más ricos. En el proceso, la gran multitud de estadounidenses empieza a bajar de escalón –de clase media a baja— a pesar de la abundancia de trabajos debido a que los salarios son catastróficos.
A los republicanos les dio unas políticas de choque contra la población latina. La retórica siempre ha sido contra los indocumentados, pero sabemos que Trump incluye a todos los latinos. No en valde llamó a los migrantes de América Central, especialmente a los afrodescendientes de esa región, “inmigrantes de los países de mierda”.
Donald Trump es un maniático, un hombre que nunca debería estar tomando las riendas del país más importante del universo. Ahora, es cuestión de todos nosotros de parar esta irracionalidad política. Hay que registrarse y votar por el candidato/a demócrata.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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